Irán y el "tigre de papel"
30 de marzo de 2006
Durante la víspera el Consejo de Seguridad acordó una resolución en Nueva York que otorga al gobierno de Teherán un plazo de 30 días para detener las actividades de enriquecimiento de uranio. El documento pidió al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que presente un informe sobre la respuesta iraní una vez agotado el plazo. La resolución no considera la aplicación de sanciones en caso de que las demandas no sean cumplidas.
Más de lo mismo
El acuerdo pactado en Nueva York recuerda mucho al famoso cuento de los hermanos Grimm: "El nuevo traje del emperador", pues la resolución no tiene nada nuevo. Aunque el embajador estadounidense, John Bolten afirme que "ahora la pelota está en el campo iraní", en realidad el Consejo de Seguridad ha devuelto la pelota al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que en el transcurso de 30 días deberá presentar un reporte sobre la disposición de Irán a detener su programa nuclear.
Sin formularlo el Consejo de Seguridad ha atendido la petición iraní de que el conflicto se trate en Viena -donde se encuentra la sede de la OIEA- y no en Nueva York y con ello los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad han reconocido su incapacidad para resolver el problema.
Irán tiene a Moscú y a Pekín
Viena recibe nuevamente el problema después de días de negociaciones para alcanzar una resolución con contenido. Pero el resultado fue precisamente lo contrario pues en caso de que Irán no ceda en su propósito, no se acordaron sanciones. Este punto fue precisamente la manzana de la discordia en la sede de la ONU. Rusia y China rechazan la imposición de sanciones debido a sus propios intereses. Moscú participa en la construcción de reactores atómicos en Irán mientras que China depende de las importaciones de crudo de Irán. Ambas potencias han dejado en claro que impedirán las sanciones de ser necesario con su derecho de veto.
Irán gana en el ring
"La pelota en este juego" no es tan fácil de encontrar como afirma John Bolten. Más bien es una pelea en el ring, en donde el primer round hace tres años lo ganó Washington al poner a Teherán bajo presión. Pero el segundo round fue de los iraníes ayudados por los europeos que iniciaron negociaciones deteniendo así las amenazas de los estadounidenses. El tercer round quedó empatado porque la Unión Europea y Teherán no llegaron a acuerdo alguno lo que aprovechó Teherán para iniciar su programa de conversión y hacer sus primeros intentos de enriquecimiento de uranio. La victoria en el cuarto round la obtuvo EEUU con ayuda de la OIEA al remitir el organismo el caso iraní al Consejo de Seguridad de la ONU.
Medidas militares impensables
Ahora el caso es devuelto a Viena. ¿No es esto el triunfo de Teherán? Hasta ahora el régimen no ha hecho concesiones, ha insistido con terquedad en su derecho incuestionable a enriquecer uranio para fines pacíficos y nadie hasta ahora le ha podido comprobar los objetivos clandestinos de sus investigaciones nucleares. Teherán ha podido constatar que Washington es tan sólo un "tigre de papel", al que de nada le ha servido el acudir al Consejo de Seguridad. Si no se han adoptado sanciones diplomáticas y económicas mucho menos es de esperarse medidas militares. Ahora esta opción es más improbable que nunca. Al fin y al cabo Estados Unidos tiene suficientes problemas en Irak.
Es por ello que Irán ha salido de este conflicto fortalecido y se mostrará poco dispuesto a atender las demandas de estadounidenses y europeos. En todo caso Washington tiene poco motivo para sentirse orgulloso de la resolución del Consejo de Seguridad pues no se puede hablar de lo que no existe: el emperador está desnudo.