Inteligencia artificial, la gran promesa
15 de marzo de 2018En 2013, los investigadores Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne publicaron el estudio El futuro del empleo: ¿cuán vulnerables son los puestos de trabajo de cara a la informatización? Una de sus conclusiones más impactantes fue que el 47 por ciento de todas las labores remuneradas en Estados Unidos podían terminar siendo ejecutadas por máquinas gracias a la evolución de las facultades de las computadoras. Ese índice debe haber ascendido en el último lustro debido a los avances de los programadores de inteligencia artificial.
Son sobre todo los empleados a cargo de oficios caracterizados por la repetitividad de sus procesos los que corren mayor riesgo de ser sustituidos eventualmente por potentes ordenadores; estas máquinas son capaces de almacenar grandes cantidades de datos y de "aprender” a realizar trabajos complejos tradicionalmente dependientes de la fuerza o del intelecto humanos. Clive Thompson, columnista de la revista especializada Wired, augura que, a mediano plazo, la mayoría de los trabajadores en Estados Unidos serán programadores.
Entusiasmo y temor en Alemania
Pero, ¿cómo es la situación en Alemania? La tienda virtual Zalando, dedicada a la venta online de ropa desde 2008, planea sustituir a más de cien trabajadores por algoritmos y está buscando programadores desesperadamente. Según Moritz Hahn, gerente de la empresa con sede en Berlín y presente en una docena de países europeos, la captación de potenciales clientes puede orquestarse de una manera más personalizada con base en los datos recopilados hasta ahora. Y la digitalización también propicia cambios en la industria clásica.
El bávaro Joe Kaeser, jefe de la multinacional de origen germano Siemens, da por sentado que la mitad del valor agregado generado por la economía de su país se perderá de aquí al año 2030 debido a la informatización. Ya en 2016, durante una conferencia sobre tecnología, Kaeser advirtió que "la digitalización destruirá a la mediana industria” de una manera vertiginosa, arguyendo que sólo una de diez empresas le sacaría provecho a esa tendencia. Su alerta es desestimada por muchos entusiastas de los unos y los ceros.
Ganadores y perdedores de ayer y hoy
Otros sostienen que el verdadero problema de la economía nacional frente al fenómeno de la inteligencia artificial es que, aparte de SAP –la compañía dedicada al diseño de productos informáticos de gestión empresarial–, no hay ningún otro consorcio tecnológico alemán que haga sentir su influencia en la escena global. De hecho, la propia SAP tiene competidores que pueden atacar sus flancos débiles y arrebatarle cuotas de mercado haciendo uso de inteligencia artificial. El fabricante de programas Anaplan es uno de ellos.
Anaplan, cuya base está en Gran Bretaña, acaba de notificar que pretende consolidar su posición en el segmento de mercado dominado por SAP. Incluso Zalando, cuyo modelo de negocios no habría sido viable sin el auge de la informatización, podría verse amenazado por nuevos ciclos de desarrollo tecnológico: mientras más posibilidades ofrezca la digitalización de los procesos, menos necesarios serán los intermediarios de hoy. Como compañía, Zalando puede sufrir la suerte que ella misma selló para comercios tradicionales.
Las empresas del ámbito financiero han reaccionado a este escenario invirtiendo en la erección de bases de datos descentralizadas, inspirándose en la tecnología para la generación de criptomonedas; en este instante, programadores de todo el mundo afinan detalles para que el sector bancario y el de los seguros tengan sistemas de compensaciones y fijación de valor completamente funcionales. Pero, ¿qué pasará entonces con compañías como Clearstream, una filial de las Bolsas alemanas que hoy gana dinero con la tramitación de transacciones basadas en títulos de valor? Es demasiado temprano para saberlo, pero no para intuirlo.
Thomas Kohlmann (ERC/ELM)