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Immanuel Kant: un pacifista realista

José Ospina Valencia23 de marzo de 2007

Las ideas del filósofo alemán Immanuel Kant sobre la religión, el universo y la humanidad revolucionaron el mundo. Sus tratados muestran el camino a la paz - hoy tan necesaria como siempre.

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Estatua de Kant en Kaliningrado (Rusia), otrora Königsberg (Prusia), ciudad natal del filósofo alemán.Imagen: dpa

Las reflexiones políticas de Kant son para todos los tiempos. El 12 de febrero de 2004 se cumplieron 200 años de la muerte de uno de los pensadores alemanes más brillantes de todas las épocas. A Kant se le conoce más por su crítica a la metafísica y la consiguiente cimentación de los límites y posibilidades del conocimiento científico; así como por su imperativo categórico que sugiere el deber ser racional en cada ser humano, en el ejercicio de su libertad.

Sus famosas tres críticas son de complicada lectura: Crítica de la Razón Pura, Crítica de la Razón Práctica y Crítica del Juicio. También son conocidas sus obras en filosofía de la religión y filosofía del derecho. Sin embargo, son muy poco conocidos los escritos que versaron sobre política e historia.

Luchas religiosas, despotismo y burocracia

Kant vivió y opinó en circunstancias históricas específicas. Desde la perspectiva política, el fenómeno más relevante es la configuración del Estado moderno, las primeras monarquías nacionales, las cuales se irán abriendo paso a medida que se diluya la idea medieval de imperio cristiano a lo largo de las luchas de religión del siglo XVI.

Immanuel Kant

El nacimiento del Estado moderno concretará la expresión de nuevas formas en la organización del poder, como la concentración del mismo en el monarca y la concepción patrimonialista del Estado, la generación de una burocracia y el crecimiento de los instrumentos de coacción, mediante el incremento del poder militar, o la aparición y consolidación de la diplomacia, conjuntamente al desarrollo de una teoría política ad hoc.

Fórmulas que culminarían en el Estado absolutista del siglo XVII o en los despotismos ilustrados del siglo XVIII, pero que no pueden ocultar la complejidad de la realidad política europea y el desarrollo de modelos de gobierno alternativos, como las formas parlamentarias que se fueron implantando desde el siglo XVII en Inglaterra, y que vaticinan en la práctica y en sus teorizaciones el posterior desarrollo del liberalismo.

Kant como pensador político

Los escritos políticos de Kant pertenecen a la madurez de su pensamiento. Kant estaba sobre los sesenta años cuando empezó a publicar sobre elementos de teoría política. El pensamiento político de Kant está fuertemente influenciado por dos hechos históricos propios de la época: la Revolución Francesa (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1776). No en vano, ha sido calificado por Heine, primero, y luego por Marx y Engels como el filósofo de la Revolución Francesa.

Hay cierta analogía entre ambas revoluciones y el pensamiento kantiano: la independencia del individuo frente a la autoridad y el problema de la libertad, que yacen en el centro de su pensamiento, guardan coherencia con la reivindicación de ambas revoluciones de la realización de los derechos del ser humano. Ahora bien, si es cierto que en muchos casos Kant se acerca a los ideales de la Revolución Francesa, su demanda de paz perpetua va mucho más lejos que ella.

Marx contra Kant

Tras Kant, Friedrich Schiller y Wilhelm von Humbolt sostuvieron que su teoría política no prestó atención a la base psicológica de las decisiones políticas y que necesitaba complementarse con un estudio del carácter humano.

Kant fue tenido por los románticos alemanes como su archi-enemigo. Fighte y Schelling, y después Hegel, estuvieron totalmente en contra de las tesis políticas de Kant, y pusieron encima del individuo un yo-puro y un yo-absoluto que devenía en la historia. El joven Marx, más adelante, se dejó impactar por las ideas políticas de Kant, sobre todo en aquella que señala que el hombre es un proceso inacabado de ilustración.

Del hombre, la guerra y la paz

Immanuel Kant Denkmal in Kaliningrad
Imagen: Transit-Archiv

Los escritos políticos, sobre todo en el actual contexto de guerra, pero también de globalización no han perdido actualidad. El antagonismo es el motor del progreso de la historia en Kant, pero también lo será posteriormente en Hegel, donde la negatividad es un momento del desarrollo del Absoluto, y en Marx, que acuña el término de "lucha de clases".

En "Hacia la paz perpetua", Kant afirma que el estado natural del hombre es el de la guerra: "El estado de paz entre hombres que viven juntos no es un estado de naturaleza, que es más bien un estado de guerra, es decir, un estado en el que, si bien las hostilidades no se han declarado, sí existe una constante amenaza de que se declaren. El estado de paz debe, por tanto, ser instaurado…" Esta última frase es muy reveladora.

El Estado "debe ser instaurado" significa que es una tarea de los hombres y que la conquista del derecho es la constitución misma de tal Estado. Estos son los gérmenes que subyacen en la época para la instauración de un Estado de Derecho, es decir de un Estado regido por leyes. Todos estos son primados de la civilización moderna a la que no han podido llegar unos y no han querido aplicar otros, ni siquiera 200 años después de Kant.