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Huella ecológica: la sobreexplotación de la Tierra

Karin Jäger / PK12 de agosto de 2015

En el 2000, el 1 de octubre ya se habían acabado los recursos de la Tierra para ese año. En 2015, ya el 13 de agosto. El planeta puede regenerarse solo transformando la economía y la forma de vivir.

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Bergbau in der Mongolei
Imagen: picture-alliance/dpa

También este año, los recursos utilizables sosteniblemente en 2015 ya se han acabado. “A partir de este jueves (13.08.2015) vivimos a crédito”, dice Rolf Buschmann, experto en protección de recursos de BUND / Amigos de la Tierra Alemania. “A largo plazo, la Tierra no nos va a dar más crédito. Consumimos cada vez más y más rápidamente”, agrega.

La población necesitaría actualmente 1,5 Tierras para satisfacer sosteniblemente la demanda de materias primas, tierras de cultivo y agua. Si todas las economías del mundo fueran como la de Alemania, se necesitarían incluso 2,6 planetas. Si bien la “huella ecológica” de un alemán es considerablemente menor que la de un estadounidense, Alemania ocupa el lugar 34, es decir se halla en el 25 por ciento superior de todos los países analizados (182), en relación con ese criterio.

La “huella ecológica” es calculada por la Global Footprint Network. “Se trata de un procedimiento muy complejo, en el que son procesados y comparados 6.000 parámetros”, explica Christine Pohl, portavoz de la red INKOTA, organización no gubernamental de información y coordinación sobre temas Norte-Sur.

El origen del cambio climático

En la base del cálculo se halla la capacidad de la Tierra tanto para producir nuevos recursos como para absorber residuos, contaminación y emisiones. “El excesivo uso de los recursos queda claro especialmente en las emisiones. La Tierra ya no es capaz de absorber las sustancias dañinas, degradarlas en los bosques o compensarlas en la atmósfera. Así se genera el cambio climático”, dice Pohl.

Las emisiones que más dañan el planeta son las de anhídrido carbónico (CO2), emitido durante la combustión de portadores fósiles de energía, tales como carbón, petróleo, gas y madera. La contrapartida es la superficie de bosque necesaria para fijar ese CO2. Alemania produjo en 2013 unas 9,4 toneladas de CO2 per cápita. En 2014 eran ya 9,86 toneladas. Las emisiones mundiales promedio fueron en 2013 de 4,9 toneladas de CO2. Para impedir un calentamiento global de más de dos grados centígrados, las emisiones per cápita anuales deben ser reducidas hasta 2050 a 2 toneladas.

Soja Anbau Monokultur
Monocultivos de soja: tierras agrícolas sobreexigidas.Imagen: Yasuyoshi Chiba/AFP/Getty Images

Un cálculo complicado

Cuán complicado es el cálculo de la huella ecológica queda demostrado en las tierras de uso agrícola. Como base se toma la superficie necesaria para producir alimentos para los seres humanos y el ganado, fibras (algodón), tabaco y caucho en un determinado periodo. El consumo se compara con la capacidad de las superficies para producir esos bienes en el mismo tiempo. No incluido está el empeoramiento de las tierras como consecuencia de la agricultura industrial.

“La explotación de la Tierra queda demostrada particularmente en aquellos países en que los seres humanos menos contribuyen a la contaminación global. Las consecuencias son sequías, calor extremo, vendavales, inundaciones, destrucción de la biodiversidad y crisis alimentarias”, dice Christine Pohl. “Muchos seres humanos pierden así sus tierras y se transforman en refugiados. Se producen expulsiones y guerras”, agrega. Pohl cree además que la mayoría de los seres humanos en el Norte no lo perciben, porque no sienten las consecuencias en su vida cotidiana.