El cine de Marta Rodríguez ha sido reconocido en numerosos festivales internacionales por su originalidad, su intensidad y su cuidado de la imagen. Pero lo que quizá más impresione de sus películas es su capacidad de alzar en protagonistas a las mujeres trabajadoras, a los marginados y a los pueblos indígenas. Rodríguez logra crear con ello una "memoria popular”, en la que personajes reales dan testimonio directo de sus tragedias personales y colectivas, expresan sus vivencias y reflejan los conflictos sociales. Con el gran amor de su vida, Jorge Silva, realizó durante 15 años, hasta la muerte de este en 1987, documentales que se convirtieron en icónicos. Pero también después, una vez superada la tremenda pérdida, Rodríguez continuó con su obra cinematográfica, convirtiéndose en un referente para el cine documental.