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¿Fin del milagro alemán de empleo?

Rachel Gessat / José Ospina-Valencia22 de julio de 2012

Despidos masivos de personal y carencia de trabajadores especializados. Las malas noticias no paran en estos tiempos de crisis. ¿Cuál es la situación real del mercado laboral en Alemania?

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Imagen: picture-alliance/dpa

Cuando aún muchos sufren las consecuencias del despido de 25.000 vendedoras de la cadena de droguerías Schlecker, llegan más malas noticias que anuncian la bancarrota de Neckermann, una antigua empresa de ventas por correo. Y como si fuera poco, la cadena de tiendas Karstadt también planea suprimir 2.000 plazas de trabajo y el Deutsche Bank 9.000.

Pero; mientras los fracasos son más publicitados, los éxitos pasan casi inadvertidos. “Si bien en Alemania hay 20.000 despidos laborales por día, se abren 20.000 plazas o más en el mismo tiempo”, explica Alexander Schumann, gerente de la Cámara alemana de Industria y Comercio (DIHK), a Deutsche Welle.

Jóvenes mujeres conquistan espacios antes dominados por los hombres.
Jóvenes mujeres conquistan espacios antes dominados por los hombres.Imagen: Fotolia/Jürgen Fälchle

Dierk Hirschel, economista del sindicato de trabajadores Verdi, no es tan optimista: “En Alemania el número de personas que buscan trabajo es mayor que las ofertas de plazas libres”, replica el sindicalista. Según Hirschel, las estadísticas oficiales no revelan la realidad. Muchos desempleados no están registrados y los mayores son borrados de las listas de parados. Además, están los desempleados que trabajan por un euro, como compensación por la ayuda estatal que reciben, recuerda el sindicalista.

Una apreciación que también comparte el Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW). “Los puestos de medio o menos tiempo son, en realidad, una forma de subempleo”, dice Karl Brenke del DIW, quien agrega que “aquí trabajan muchas personas que continuamente están buscando un trabajo de tiempo completo.

Diversas razones para la falta de trabajadores

De otra parte, algunos sectores buscan urgentemente trabajadores, sobre todo especializados en todos los oficios de la construcción, así como enfermeros y asistentes de personas de tercera edad. Esta es, según Hirschel, “una carencia creada por administraciones, empresas y políticos que no han mejorado la catastrófica situación de bajos salarios en el sector de los asistentes de salud en Alemania”. ¿A quién le interesa trabajar por poco dinero? “A nadie”, responde Hirschel.

Las plazas vacantes en el sector de la computación y la tecnología de la información no se explican; empero, con los sueldos, puesto que allí se paga más del promedio. Según Bernhard Rohleder, director de la Asociación alemana de la Economía de la Información (Bitkom), una de las razones para la falta de trabajadores es la mala imagen que se ha difundido: “Trabajo sin parar las 24 horas del día y la noche a base de comida chatarra”.

La verdad, según Rohleder, es muy diferente: “Nosotros tenemos innovadores modelos de trabajo que permiten combinar muy bien familia y trabajo mejor que casi cualquier otra rama”. El sector está empeñado en interesar a jóvenes y mujeres pero hasta que éstos puedan integrarse pueden transcurrir hasta 15 años. Los trabajadores mayores también son mantenidos más tiempo en las empresas.

Falta de personal especializado ¿un cuento de hadas?

"Se buscan ingenieros"
"Se buscan ingenieros"Imagen: DOC RABE Media / Fotolia

Mientras la Asociación alemana de Ingenieros (VDI) se queja de una “falta de personal”, el sindicato Verdi afirma que la estrategia de las empresas es “bajar los salarios trayendo del extranjero personal que está dispuesto a trabajar por menos dinero”.

En una cosa están de acuerdo empleadores y trabajadores: entre menor sea la preparación, la flexibilidad y la movilidad, mayores son las dificultades para encontrar una plaza de trabajo.

Un ejemplo de ello lo muestra el reciente despido de 15.000 mujeres de la cadena de droguerías Schlecker. Sólo una quinta parte de ellas ha logrado una nueva plaza. Entre ellas, una mujer de 43 años, que, consciente de su “alta” edad, prefirió abrir su propia droguería.

Autor: Rachel Gessat / José Ospina-Valencia

Editora: Emilia Rojas