Ex primer ministro de Islandia: por crisis financiera, al banquillo
15 de marzo de 2012Hace casi cuatro años, el mundo dejó de estar en orden para Geir Haarde. Era primer ministro de Islandia y su popularidad le permitía mirar con confianza hacia el futuro. Pero, en el torbellino de la crisis, Islandia sucumbió. En otoño de 2008 quebraron los tres grandes bancos del país y muchos de los 320.000 habitantes de la isla perdieron sus ahorros. La ira de los islandeses encontró un blanco y fue Haarde; se le acusó de negligencia en el manejo de la crisis. De un momento al otro, Haarde vio cómo su carrera se hacía añicos. Después de una constante ola de protestas, en 2009 tuvo que presentar su renuncia.
“Chivo expiatorio”
Con todo, para este economista, exjefe del conservador Partido Independiente, el asunto podría tomar un tono aún más oscuro. Después de un largo proceso de preparación, el cinco de marzo de 2012 comenzó en el Tribunal Especial Landsdsdómur en Reikiavik el juicio por su papel en el (mal) manejo de la crisis financiera.
En caso de ser encontrado culpable –algo que se sabrá bastante después de cerrado el juicio- a Haarde podrían esperarle dos años de cárcel. Con todo, muchos observadores se preguntan si el proceso en sí mismo tiene fundamento jurídico. Entre ellos se encuentra Christian Rebhan, especialista en política del norte de Europa de la Humboldt Universität de Berlín.
“Existe un gran margen de juego entre el reglamento constitucional y el legal. Aquí estamos ante un decisión política y no ante una jurídica”, dice Rebhan en conversación con DW. Debido a esta instrumentalización partidista, “a Haarde le ha sido fácil adoptar el papel de chivo expiatorio”, agrega. Efectivamente, el ex primer ministro islandés niega toda responsabilidad, aduce que nadie podía imaginar siquiera la dimensión de la crisis y se siente víctima.
¿Un ajedrez partidista?
Ilustrativo es echar un vistazo a la situación política interna al comienzo del proceso, indica el politólogo alemán. En un principio había otros tres ministros en el foco de la comisión investigadora. En una votación parlamentaria se decidió liberarlos del proceso. También por eso, Haarde acusa a la mayoría parlamentaria de izquierda. En su opinión, los entonces ministros –de la bancada socialdemócrata- también deberían comparecer ante la justicia.
Lo que en todo caso sí queda claro es que durante el mandato de Haarde se pudo detectar una fatal combinación de vacíos legales, negligencia de las autoridades de control así como una mezcla de política y finanzas; esto llevó a que Islandia se convirtiera en el campo de juego de tahúres financieros.
No es un buen ejemplo
En círculos y foros políticos, Islandia y su juicio al ex primer ministro es tema de acalorados debates. Aquellos que exigen que los errores políticos graves tengan consecuencias personales ven en el juicio un modelo a seguir.
Según dijo a DW Christian Tomuschat, especialista en derecho internacional de la Humboldt Universität de Berlín, es evidente que los líderes políticos tienen que asumir la responsabilidad por sus decisiones. “Pero que lo tengan que hacer en un procedimiento penal si bien es nuevo no es necesariamente un buen ejemplo. No en vano en un régimen democrático la responsabilidad de las decisiones no recae en una persona sino en un sistema gubernamental”, puntualiza el especialista. En su opinión, esta clase de procesos no son compatibles con un sistema democrático y no son realizables.
“A ningún político le gustaría estar siempre con un pie en la prisión”, dice Tomuschat agregando que es en los comicios en donde se premia o castiga la acción de un gobernante. Con todo, un aspecto sí le ve positivo: “este proceso podría entenderse como una reflexión más profunda acerca de la responsabilidad de un político, no sólo con la perspectiva de los comicios electorales”.
Como fuere, Geir Haarde al parecer no tendrá que enfrentarse más al juicio popular en unos comicios; el único fallo que le cabe esperar todavía es el del tribunal. Con todo, desde que la economía de Islandia ha comenzado a mejorar gracias a créditos millonarios de los países escandinavos y del Fondo Monetario Internacional la indignación popular en contra de Haarde ha bajado de nivel. Una encuesta realizada a comienzos de 2012 revela que la mayoría de los islandeses se opone al juicio.
Autor: Ralf Bosen (mb)
Editor: Pablo Kummetz