¿Están los republicanos aceptando la crisis climática?
21 de septiembre de 2021En febrero de 2021, 25 legisladores republicanos se reunieron en Utah para conocer a los miembros de las juventudes del partido y a los grupos ecologistas, e idear un enfoque conservador para abordar la crisis climática. Fue una reunión algo clandestina. Algunos políticos solo aceptaron participar después de que los organizadores les aseguraran el anonimato.
Esto demuestra lo sensible que sigue siendo este tema en el partido republicano, incluso después de la etapa de Trump en la presidencia, que calificó el cambio climático provocado por el ser humano como un "engaño”. Asimismo, se retiró del acuerdo climático de París y arremetió contra los cabezales de ducha para ahorrar agua porque no le dejaban el pelo perfecto.
Pero las cosas están cambiando, en particular, a medida que los votantes más jóvenes exigen una respuesta a la crisis, según Chris Barnard, de la American Conservation Coalition (ACC), un grupo de jóvenes conservadores que ayudó a organizar la reunión en Salt Lake City. "Si quieren seguir siendo relevantes, necesitan nuestro voto”, señala Barnard, de 23 años.
Cuando John Curtis, republicano de Utah, formó en junio un grupo climático para conservadores, casi un tercio de sus compañeros de partido en el Congreso se unieron a él. En medio de un verano de calor extremo e incendios forestales, declararon que "el clima está cambiando”, y reconocieron que la prosperidad de la industrialización tiene un precio.
Con demasiada frecuencia, los republicanos se han opuesto a las soluciones climáticas sin presentar ninguna idea propia, declaró Curtis a los periodistas. "Nosotros también queremos dejar este planeta en mejor estado de lo que lo encontramos”.
Poco antes del Día Internacional de la Madre Tierra, en abril de 2021, el Líder de la Minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, presentó un plan para capturar carbono, plantar árboles y ampliar la energía nuclear. Unas semanas después, creó un grupo de trabajo republicano para desarrollar una agenda climática y energética.
Una nueva división generacional
Entre los republicanos menores de 40 años, la mayoría está preocupada por el cambio climático, según los sondeos de opinión. Por el contrario, el 65 por ciento de los republicanos de la generación del baby boom dijeron que el cambio climático no era una preocupación importante para ellos.
Esta brecha etaria se hizo evidente en Miami en junio, cuando el ACC celebró una manifestación anunciada como "la primera protesta conservadora por el clima en Estados Unidos”. Los oradores tuvieron que hacer caso omiso de los abucheos de un grupo de hombres mayores que agitaban carteles en los que se leía: "No hay crisis climática”.
Todavía hay una negación acérrima del clima en la retórica de los legisladores republicanos. Cuando grandes zonas de Texas se quedaron sin electricidad durante el gélido invierno pasado, el gobernador republicano Greg Abbott culpó falsamente a la energía solar y eólica. Y cuando Joe Biden anunció su objetivo de reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero, los republicanos de extrema derecha y los medios de comunicación de la derecha avivaron el debate, difundiendo informaciones falsas que sugerían que el presidente planeaba restringir el consumo de carne.
Mecanismos de mercado y "opciones energéticas”
Pero si la idea de renunciar a las hamburguesas puede desanimar a muchos estadounidenses, el ACC cree que hay formas de enmarcar la acción climática de forma más positiva para los republicanos.
Barnard quiere centrarse en la acción climática a través de la innovación y hacer hincapié en la protección de la vida silvestre y los recursos naturales, una apuesta que persiguen desde hace muchos años agricultores y cazadores de las zonas rurales de EE. UU. "Muchos estadounidenses quieren ser positivos. No quieren sentirse responsables del colapso del planeta”, dice.
La mayoría de los conservadores concienciados con el clima apuestan por la inversión en nuevas tecnologías para reducir las emisiones, por una reforma normativa que facilite el desarrollo de proyectos de energía limpia y por las llamadas soluciones climáticas naturales, es decir, el uso de suelos, árboles y praderas para capturar y almacenar carbono.
"Tenemos que dar poder al mercado, a los científicos y a las empresas, en lugar de esperar que el gobierno arroje dinero al problema”, dice Barnard.
Algunos republicanos se muestran partidarios de fijar un precio al carbono y muchos apoyan la energía nuclear. Pero la mayoría insiste en que los combustibles fósiles tendrán que seguir desempeñando un papel en el sistema energético. Curtis quiere que Estados Unidos exporte gas a China para sustituir el carbón, que es más pesado en cuanto a emisiones de carbono. "El objetivo es reducir las emisiones, no reducir las opciones energéticas”, proclama en la declaración fundacional de su comisión.
¿Lavado de imagen verde y distracciones?
Al otro lado del pasillo, algunos demócratas sospechan que sus colegas republicanos hacen un "lavado de imagen verde”. Aunque ambos partidos reciben donaciones procedentes de campañas del sector del petróleo y del gas, "la gran mayoría” de esta financiación va a parar a los republicanos, según los investigadores. Los republicanos del Congreso se oponen al plan climático de Joe Biden para eliminar los combustibles fósiles. Pero muchos científicos climáticos también son escépticos sobre las soluciones propuestas por los conservadores.
La plantación de árboles y el secuestro de carbono no serán suficientes, según Rachel Cleetus, directora de políticas de la Union of Concerned Scientists. "Hay límites en cuanto a lo que podemos confiar en estos sumideros naturales de carbono”, aclara. "Por eso tenemos que llegar al núcleo del problema, que es la dependencia de los combustibles fósiles. No podemos dejarnos distraer”, alerta.
Los científicos también señalan que los esfuerzos puramente basados en el mercado para reducir las emisiones a menudo han fracasado en el pasado. "Estados Unidos está haciendo algunos progresos significativos en la reducción de emisiones. Pero rara vez ese progreso llega a través del mercado, sino a través de mecanismos que se aplican a través de la regulación”, afirma David Victor, director de la Iniciativa de Descarbonización Profunda de la Universidad de California en San Diego.
A Cleetus no le impresionan las comparaciones con China, pero cree que "no es el momento para que las naciones responsables se señalen unas a otras e intenten eludir su responsabilidad”.
¿Pasos en la dirección correcta?
Barnard sostiene que no existe "la panacea perfecta” en la lucha contra el cambio climático. "Una de las razones de nuestra frustración es que muchos de los jóvenes del movimiento climático progresista hacen de lo óptimo el enemigo de lo bueno”. En lugar de despreciar las políticas que no eliminan rápidamente los combustibles fósiles, cree que deberíamos acoger con satisfacción los pasos en la dirección correcta.
En Coral Gables, Florida, el alcalde republicano Vince Lago, de 43 años, está mostrando cómo podrían ser esos pasos. Para ello, ha acelerado el proceso de autorización de los paneles solares y ha convertido la eficiencia energética en un requisito legal para los nuevos edificios.
Su ciudad, de 51.000 habitantes, emplea una de las mayores flotas de coches eléctricos de Florida. El propio Lago vive en una casa que se alimenta de energía solar y conduce un BMW I3 eléctrico, "de segunda mano”, subraya y cargado con sus propios paneles solares.
El alcalde dice que suele invitar a los vecinos a su casa para responder a sus preguntas sobre la energía solar. Para demostrar que la política medioambiental también puede tener sentido desde el punto de vista económico, les muestra su factura de electricidad, que es casi nula. "Si nosotros, como representantes elegidos, predicamos con el ejemplo y demostramos que no nos limitamos a hablar, sino que actuamos, la gente confía más en su gobierno”.
Otro punto que podría mejorar la percepción pública de la gestión de la crisis por parte de los políticos sería el fin de las disputas entre partidos.
"Cuando empecemos a hablar de la subida del nivel del mar, del calentamiento global, de la deforestación, de la destrucción de nuestras zonas de cría de peces y de la calidad de nuestras aguas, creo que finalmente esto dejará de ser política partidista como de costumbre”, pronostica Lago. "No se trata de una cuestión de conservadores o liberales, demócratas o republicanos. Se trata de nuestro futuro”, concluye.
(ar/cp)