“Estados Unidos no será un socio fácil para Europa”
3 de noviembre de 2008Una buena parte de los europeos cuenta y, de creerle a los estudios demoscópicos, espera que el cuatro de noviembre gane el candidato demócrata, Barack Obama. Las encuestas le conceden una amplia victoria sobre el candidato republicano, John McCain, y hablan de que la gente asocia con el senador de Illinois un nuevo rumbo en la política. Pero, ¿de qué rumbo se habla? En la relación con Europa, ¿qué cambiaría? El tema no ha sido parte primordial de la campaña y los políticos europeos prefieren pronunciarse con cautela.
Los intereses se mantienen
Según Günter Verheugen, comisario europeo de Industria, hay que tener muy en cuenta “que unas elecciones en Estados Unidos no cambian los intereses básicos y estratégicos del país”. Además, advierte de expectativas demasiado altas, pues en concreto aún no se sabe mucho acerca de los planes del nuevo gobierno, cualquiera que éste fuere.
El tema de las relaciones internacionales, de capital importancia para la Unión Europea (UE), ha sido tocado por los demócratas sólo tangencialmente en esta campaña tan cargada de emotividad. Esto no cae muy bien en los círculos políticos de Bruselas, la capital de la UE.
Independientemente de ello, gane quien gane, el comercio entre estos gigantes ha sido y seguirá siendo un elemento importante de las relaciones trasatlánticas. Y de los demócratas en Estados Unidos se conoce una cierta tendencia al proteccionismo: proteger su mercado para favorecer su propia industria.
¿McCain mejor para el comercio?
Según Alexander Graf Lambsdorff, político liberal miembro del Parlamento Europeo, la probabilidad de que el gobierno estadounidense sucumba al proteccionismo es mayor con Obama que con McCain; por ello, “en cuanto a comercio mundial y a política económica para Europa sería mejor John McCain que Barack Obama”.
El fin del unilateralismo
Pero el comercio no lo es todo en las relaciones bilaterales. Un punto crucial para el Viejo Continente es que, en cuanto a política internacional, la coordinación sea mejor que bajo George W. Bush, en cuyo período presidencial ésta no ha sido demasiado brillante. Las relaciones con Rusia, las tensiones con Irán por su programa nuclear, la ampliación de la OTAN, el emplazamiento del escudo antimisiles en territorio europeo… y ni qué decir de la guerra de Irak y las medidas tomadas unilateralmente aduciendo la legítima lucha contra el terrorismo internacional.
“Quien no está conmigo, está contra mí”, el lema que Estados Unidos asumió a partir del 11 de septiembre de 2001, no cayó muy bien a nivel internacional, tampoco en Europa. Por esto, el demócrata cristiano Elmar Brok, ex presidente del comité de Relaciones Exteriores del Parlamento Europeo, aconseja al nuevo presidente, sea cual fuere su nombre, “comenzar otro tipo de conversaciones con los europeos”.
También Bernard Kouchner, ministro francés de Exteriores, resalta éste como el mejor momento para crear un nuevo equilibrio entre ambos bloques y propone un punto final a la supremacía de los Estados Unidos. Más aún teniendo en cuenta que, según Brok: “Estados Unidos ha perdido credibilidad. A partir de ahora, las relaciones sólo pueden mejorar".
Un socio incómodo
Volviendo al punto: ¿qué diferencia habría en las relaciones con Europa si gana McCain u Obama? ¿Con quién preferirían negociar los europeos? Según informan corresponsales, en las instituciones europeas los pronósticos y los comentarios escasean. Cunde la cautela, pues al parecer muchos piensan lo que asevera el comisario Verheugen: “sea cual fuere el siguiente presidente de Estados Unidos, no será un socio fácil para Europa”.