Escándalo de espionaje obliga a dimitir al gerente de la Deutsche Bahn
30 de marzo de 2009Para muchos, la de Harmut Mehdorn, gerente de la empresa alemana de ferrocarriles Deutsche Bahn, era la historia de una dimisión anunciada. Hasta el último momento se opuso Mehdorn a marcharse, y aguantó cuanto pudo la presión de la opinión pública y las críticas de la clase política. Pero, al final, las acusaciones que sobre él pesan han acabado por quebrar su resistencia a decir adiós. En la presentación del balance anual de la empresa, el directivo anunció su retirada.
Harmut Mehdorn abandona la Deutsche Bahn S.A. asegurando no sentirse en absoluto culpable de un escándalo de espionaje de los propios empleados que cada día adquiere dimensiones mayores. Del Gobierno alemán le llueven ahora los elogios ante “tan valiente” decisión, aunque es de suponer que el ministro de Transportes alemán, Wolfgang Tiefensee, respire aliviado. Y puede que la canciller alemana, Angela Merkel, tenga ya sucesor.
Como un manager importante que se había labrado un nombre en la compañía Airbus y la empresa energética RWE, llegó Mehdorn el 16 de diciembre de 1999 a la DB. “Los casi 10 años que he pasado en la [Deutsche] Bahn han sido una época genial. A veces un poco loca. Siempre emocionante. Trabajar con la gente fue lo que me animó a seguir”, dijo el directivo en una declaración, consciente seguramente de que es la gente que trabajó con él en la DB la que más reproches podría hacerle.
“No tengo nada que recriminarme”
En la casi una década que estuvo al frente de los ferrocarriles germanos, la principal tarea de Mehdorn fue preparar al consorcio público para su salida a bolsa. Hacer de la DB una marca rentable que pudiera venderse bien era el objetivo, y el en camino hacia el mismo el directivo tuvo que enfrentarse a la ira de los viajeros, cansados de que los precios suban mientras el servicio empeora; a las huelgas de los maquinistas y a las deficiencias en la flota de trenes de alta velocidad made in Germany.
Con un estilo no libre de cierta rudeza, Mehdorn campeó todos los temporales. Menos el último. En febrero de 2009, el escándalo empezó a llenar las páginas de los periódicos: unos 170.000 trabajadores de la DB, entre ellos quienes ocupan los puestos rasos así como los que se sientan en las plantas más altas, habrían sido víctimas del espionaje promovido por la empresa.
Primero se habló de algunos controles aleatorios en busca de posibles casos de corrupción, más tarde se supo que prácticamente la mitad de los empleados habría sido espiada. Después se reconoció se comparaban datos bancarios de los trabajadores (y a veces también de sus familiares directos) con los de las firmas que se beneficiaban de contratos con la DB. Ahora se habla de correspondencia electrónica bajo supervisión. “Táctica de la rebanada”, bautizaron los medios de comunicación este proceder de dar a conocer la información con cuentagotas y sólo cuando los nuevos datos lo hacen inevitable.
En cartas a sus subordinados, Mehdorn reconoció haber cometido errores. Una disculpa con todas las letras no llegó nunca, critican los sindicatos. Tampoco ahora que ha puesto su cargo a disposición del Consejo de Administración muestra el directivo síntoma alguno de haber estado en contacto con la mala conciencia. “No tengo nada que recriminarme”, asegura Mehdorn, y en su declaración añade: “nosotros, la gente de DB, hemos conseguido muchas cosas en los últimos tiempos. Nadie nos hubiera creído capaces de ellas a finales de 1999. Contemplo esos años con gratitud y también con cierto orgullo”.
Diversas formas de decir adiós
Mehdorn se va, dice, para que el consorcio ferroviario pueda concentrarse en hacerle frente a la crisis económica y no consuma las necesarias energías con su persona. “El Gobierno alemán toma respetuosamente constancia de la dimisión”, declaró en Berlín Ulrich Wilhelm, portavoz del Ejecutivo germano. Mañana mismo empezará la búsqueda del sustituto. Según el diario Rheinische Post, el favorito de la canciller sería otro hombre con carrera en Airbus: el actual jefe de la compañía aeronáutica, Thomas Enders.
En la corta despedida, hay quien saca el pañuelo y quien festeja la marcha al son de las trompetas. “Desde 1998 he ocupado diferentes puestos en el Gobierno. Todavía me acuerdo de la situación en la que estaba la Deutsche Bahn hace 10 años y por eso opino que no deberíamos ignorar lo acontecido en la empresa durante ese tiempo, un desarrollo que no sólo se refleja en los balances de la compañía, sino también en la calidad del transporte que tantos utilizan”, opinó el ministro de Exteriores y candidato socialdemócrata a las próximas elecciones, Frank-Walter Steinmeier.
“Los daños provocados por este directivo falto de criterio son gigantescos. El intento de Mehdorn de convertir la DB en un servicio secreto resulta inaceptable”, consideró por el contrario Gregor Gysi, jefe del grupo parlamentario del partido La Izquierda, mientras que los sindicatos que representan a los trabajadores de la Deutsche Bahn, Transnet y GDBA, calificaron la renuncia de “consecuencia lógica del escándalo de las pesquisas”.
Autor: Luna Bolívar/ Ladi Kabat/ afpd/ dpa/ ap/ rtrd
Editor: José Ospina Valencia