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Escolares berlineses se movilizan por el clima

Jennifer Collins
5 de febrero de 2019

¿Las escuelas están enseñando a sus alumnos las habilidades necesarias para entender y enfrentar el cambio climático? Algunos escolares alemanes no lo creen así y están tratando de cambiar su plan de estudios.

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Global Ideas Klima Schulstreik
Imagen: Hilal Höfer

Victoria Bederov inclina la cabeza hacia un lado y considera la pregunta por un momento. ¿Qué piensa una alumna berlinesa de 18 años sobre la educación climática en las escuelas alemanas?

"Lamentablemente, la educación sobre el clima es horrible”, afirma contundentemente. Sus compañeras de clase, Alina Runk, de 19 años, y Leonie Brockmann, de 18, asienten con la cabeza.

Las tres cursan su último año de secundaria en la escuela privada Kant de Berlín. Creen que el sistema educativo no está dotando a los niños y adolescentes de las aptitudes necesarias para hacer frente al cambio climático, algo que consideran una grave amenaza para su futuro.

"No se trata solo del aprendizaje sobre el cambio climático, sino de nuestra propia supervivencia”, dice Bederov. "No es suficiente que el sistema educativo diga que la respuesta es reciclar y cambiar las bombillas”, añade.

Sin embargo, precisamente, estas sugerencias son las que aparecen en los libros de texto de la escuela secundaria cuando se trata de reducir las emisiones de CO2, según las escolares. No solo en Alemania, sino también en otros países.

No obstante, estas medidas tienen un efecto mucho menor en las emisiones que una vida sin vehículo propio o la decisión de viajar menos en avión, añade Bruce Phillips, maestro de biología de las tres jóvenes.

"Todos (los estudiantes) conocen los problemas”, dice Phillips. "Pero no saben qué hacer para reducir realmente su propia huella de carbono. En estos momentos, los estamos preparando para que hagan todo lo contrario".

Runk, Brockmann y Bederov exigen que cambie esta situación. Para ello se han impuesto la misión de actualizar el currículo alemán del futuro.

Activismo estudiantil

Las escolares comenzaron replicando un estudio de la revista científica sobre medio ambiente Environmental Research Letters, que analiza los diferentes escenarios posibles para que los individuos reduzcan las emisiones de CO2, así como la frecuencia con que aparecen en los libros de texto de ciencias en Canadá.

Los autores encontraron que decisiones como la de vivir sin automóvil, que ahorra el equivalente a 2,4 toneladas de emisiones de CO2 al año, constituía apenas el cuatro por ciento de las acciones recomendadas en los diez libros de texto de ciencias canadienses que examinaron. Una familia en el mundo desarrollado que optara por tener un hijo menos ahorraría, 58,6 toneladas de CO2 al año, pero esta opción nunca fue citada. Por lo contrario, las soluciones de bajo impacto aparecían con mucha más frecuencia.

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Las tres escolares y su profesor en la COP24 de Katowice. Imagen: DW/J. Collins

Las tres escolares y su profesor examinaron el aspecto de los libros de texto de geografía, química y biología destinados a niños de 11 a 18 años en el Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y Australia, y llegaron a la misma conclusión. Algunas de las soluciones propuestas en los libros no habían sido actualizadas en los últimos 25 años, según Phillips.

Son conscientes de que sugerencias como tener menos hijos son controvertidas. Pero quieren presionar a los departamentos de educación para que incluyan estas ideas en sus planes de estudio para que los alumnos conozcan las opciones y las discutan críticamente.

"Realmente debería de tratarse como un tema más de educación”, dice Brockmann. "Por supuesto, no de una manera radical, en términos de `no deberías de tener hijos´. Pero tenemos que favorecer que los jóvenes tomen decisiones de forma consciente en el futuro.

Para lograr su objetivo, las alumnas se han dirigido directamente a los editores de libros de texto y a los políticos. Piden un cambio en el plan de estudios a fin de incluir soluciones de mayor impacto para el cambio climático, no solo en Berlín, sino en toda Alemania.

Sistema escolar descentralizado

Cambiar el plan de estudios en cualquier país es una tarea ardua. La cantidad de enseñanza sobre el clima y el medio ambiente que recibe un escolar depende en gran medida de la prioridad que se le otorgue a ese tema en su escuela, o el interés de un profesor concreto, o de la autoridad estatal o local a cargo de su sistema educativo. El sistema educativo de Alemania, por ejemplo, está muy descentralizado, y cada uno de los 16 estados federados establece su propio plan de estudios.

"En Alemania cada Estado Federado tiene autonomía de decisión”, explica Jonas Andreasen Lysgaard, profesor asociado de la Escuela Danesa de Educación. "Así que un cambio en el plan de estudios es un proceso muy lento. El currículo es tradicionalmente una criatura muy lenta, lo que se hace aún más obvio con un tema como el cambio climático”.

Esto no solo es un problema en Alemania, según Lysgaard. En Dinamarca, donde se centra la mayor parte de su investigación, las autoridades municipales son responsables de las escuelas. Por lo tanto, si una autoridad local hace del cambio climático una prioridad, será más fácil para una escuela integrarlo en su temario. "De lo contrario, puede que solo se centren en el cambio climático durante una semana al año. A nivel político, estamos bastante atrasados”, lamenta.

Otro desafío es dotar a los maestros, que ya están desbordados, de las habilidades necesarias para enseñar adecuadamente sobre el cambio climático en un "currículo abarrotado” que, según los críticos, ya sobrecarga a los estudiantes y profesores con demasiadas asignaturas.

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Brockmann, Runk y Bederov piden a sus colegas de clase que levanten la voz contra el cambio climático. Imagen: Hilal Höfer

Nuevas formas de enseñar

Lysgaard y muchos de sus colegas coinciden en que el cambio climático no solo es una cuestión científica, sino que también afecta a muchas otras áreas. Por ejemplo, si se clasificara socialmente, sería más fácil para los estudiantes comprender mejor la complejidad del problema y sus implicaciones.

"Ellos son la generación del clima”, destaca Angus MacKay, director de la Asociación para el Aprendizaje sobre el Cambio Climático de la ONU (UN CC:Learn) a DW. "Ellos son quienes necesitan más ayuda, y lo que yo llamo una comprensión intuitiva del cambio climático”.  MacKay espera que este entendimiento ayude a la próxima generación a desarrollar soluciones efectivas para abordar el cambio climático.

MacKay y UN CC:Learn están trabajando en un proyecto piloto en el Reino Unido con la compañía de recursos educativos Harwood Education para introducir la enseñanza del cambio climático en materias de literatura y matemáticas en 80 escuelas durante este año.

"Los maestros en el Reino Unido están muy ocupados”, afirma Melanie Harwood, cofundadora de Harwood Education. "Por eso reciben lecciones creadas de antemano”, explica. Las lecciones se ofrecen a los niños a través de tabletas. Si el proyecto piloto tiene éxito, Harwood espera presentar el programa también a otras escuelas.

Algunas escuelas alemanas también han tomado la iniciativa de promover un espíritu medioambiental que abarque todos los aspectos. Un ejemplo es la escuela secundaria de Hagenbeck, en el noreste de Berlín. Aquí, los estudiantes aprenden sobre biodiversidad y vida sostenible, así como sobre cómo cultivar un huerto. Tareas como medir bancales elevados para el huerto son parte de las clases de matemáticas.

Mientras esperan que el plan de estudios del resto de la ciudad se ponga al día, Runk, Brockmann y Bederov animan a sus compañeros a que tomen medidas y pidan a sus maestros y escuelas que encuentren formas de incluir el cambio climático en los planes de estudio.

Las tres alumnas dieron charlas en la cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas de diciembre de 2018. Para difundir su mensaje, están haciendo campaña a través de las redes sociales, y han participado en las huelgas escolares por el clima, una iniciativa estudiantil a favor de la protección del clima que está teniendo lugar en todo el mundo, faltando con ello a clase para pedir a los líderes mundiales que hagan más para luchar contra el cambio climático.

"Como estudiantes, tenemos una gran influencia en nuestras comunidades”, afirma Bederov. "Es importante saber de qué estamos hablando y transmitir ese conocimiento. Después de todo, todos estamos en el mismo barco”, concluye.

Autoras: Jennifer Collins y Louise Osborne (AR/ER)