En Europa también nos arrodillamos
16 de octubre de 2017Cuando los futbolistas se ponen de rodillas, es porque se han herido o porque festejan un gol. Tales escenas ocurren semana tras semana en todo el mundo. Sin embargo, los 50.000 espectadores en el Olympiastadion de Berlín experimentaron algo inusual y extraordinario: antes de empezar el partido contra el Schalke 04, los jugadores, entrenadores y técnicos del club se arrodillaron.
Con ese acto se convirtieron en noticia en todo el mundo. "El movimiento 'Take a Knee' (rodilla al piso) ha cruzado el Atlántico", escribe el Washington Post. En Estados Unidos, el jugador profesional Colin Kaepernick fue el primero en la National Football League (NFL) en arrodillarse durante el himno nacional en 1916 para protestar contra el racismo y la violencia policial. Deportistas como Kaepernick son en los ojos del presidente estadounidense "hijo de p…" que deberían ser despedidos de sus clubes. Así es como piensa, habla y tuitea el hombre más poderoso del mundo.
En Alemania también hay racismo
En agosto, el mismo Donald Trump tardó mucho en distanciarse de una marcha nazi violenta en Charlottesville. ¿Qué tiene que ver todo esto con Alemania? ¿Y es el deporte el escenario adecuado para articular la protesta? La respuesta es clara: ¡si! Porque la discriminación es un fenómeno global sin fronteras. Incluso en los estadios alemanes, los racistas imitan gritos de monos o tiran plátanos hacia jugadores de piel oscura.
Los críticos que ven en la iniciativa del Hertha Berlín una simple acción de relaciones públicas se equivocan. Por supuesto, el útbol profesional de hoy es extremamente comercializado. El club alemán seguramente no se ganará nuevos patrocinadores sino, en el mejor de los casos, simpatías. El equipo con jugadores de diez diferentes países se ha ganado respeto. El gerente Michael Preetz tiene razón cuando dice: "Vivimos en tiempos en los que es muy importante que los clubes que se encuentran en el foco de la atención se posicionen".
El deporte nunca ha sido apolítico, al contrario
El cuento del deporte apolítico siempre ha sido una mentira. Es todo lo contrario: siempre ha formado parte de las maniobras de los poderosos de cualquier ideología. Juegos olímpicos son boicoteados y campeonatos mundiales de futbol son comprados con la ayuda de políticos corruptos. Al mismo tiempo muchos se quejan de que los jugadores profesionales son unos materialistas a los que no les importa nada.
El Hertha Berlín ha mostrado ahora que es diferente. No hay que esperar hasta que las grandes organizaciones como la Asociación Alemana de Futbol (DFB) o la Unión Europea de Futbol (UEFA) convoquen acciones conjuntas. Ya sea contra el racismo o el terrorismo, como después de los atentados en Niza o Berlín.
Jesse Owens hubiese sido feliz
En Berlín, los Juegos Olímpicos de 1936 se llevaron a cabo bajo el régimen nazi. Su mayor estrella fue el atleta estadounidense de piel oscura Jesse Owens, quien ganó cuatro medallas de oro. Una calle al lado del estadio de futbol de Berlín lleva su nombre. Es el mismo estadio en el que un club de futbol de la Bundesliga se arrodilló para solidarizarse con las victimas de la discriminación racial. Jesse Owens se hubiese alegrado de esta acción.