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Elecciones en Holanda

Ralf Bosen (mb)10 de septiembre de 2012

La crisis del euro marca las elecciones: muchos holandeses ven con buenos ojos el rigor financiero de Angela Merkel, pero no quieren una unión política más profunda, afirma el redactor en jefe del diario “de Volkskrant”.

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Philippe Remarque, desde 2010 redactor en jefe de "de Volksgrant"
Philippe RemarqueImagen: An-Sofie Kesteleyn

El 12 de septiembre los holandeses votan un nuevo Parlamento. En abril de este año, la coalición de centro derecha en el gobierno se disolvió debido a una pugna por un nuevo paquete de medidas de austeridad. Para bajar el déficit por debajo de la marca del tres por ciento, el presupuesto estatal debía ser reducido en unos 14 mil millones de euros. En protesta por estos planes, el derechista "Partido por la Libertad", del populista Geert Wilders, le retiró su apoyo al gobierno minoritario de cristianodemócratas (CDA) y liberales (VVD). Desde ese momento, en el gobierno está Mark Rutte, del VVD, liderando una coalición de varios partidos.

Deutsche Welle: Europa entera siente el peso de la crisis del euro. ¿En qué medida condiciona esto la campaña electoral holandesa?

Philippe Remarque. Hay dos partidos populistas que utilizan la crisis del euro para perfilarse. El uno es el Partido para la Libertad, del populista de derechas Geert Wilders. Pide una salida de Holanda de la Unión Europea y propone volver al florín. El segundo partido es el Partido Socialista, comparable a Die Linke, la Izquierda en Alemania.

¿Y los otros partidos? ¿Son más bien reservados al respecto o también atacan a la Unión Europea?

Pues claro que en público tienen que afirmar que una vuelta al florín sería terrible, que costaría puestos de trabajo y pondría en peligro nuestro sistema de pensiones. En ese sentido se ha pronunciado el primer ministro Rutte. Pero incluso él intenta utilizar la crisis en su provecho. En un debate televisado anunció que los griegos no van a recibir ni un centavo más. Muchos críticos dicen que, en realidad, él no está en capacidad de garantizar lo dicho y que tales afirmaciones son nocivas para Europa. Por el momento hay una tendencia antieuropea en el pensamiento político. Somos mucho más escépticos ante la UE de lo que éramos.

Dado que todos los partidos utilizan la crisis del euro en la campaña uno podría pensar que la política actúa como portavoz de la población y que la tendencia euroescéptica va para rato.

Sí. Antes, junto con los alemanes, éramos los mejores europeos del salón. Con la crisis esto ha cambiado. Muchas personas afirman -probablemente también en Alemania- que los griegos reciben nuestro dinero, pero que no hacen lo suficiente para solucionar sus problemas. Que nunca debimos haber optado por la moneda única, que la élite pro-europea nos metió en ello sin habernos informado lo suficiente. Este resentimiento, en parte fundado, ha llevado al escepticismo y es un acicate para el populista Geert Wilders. Es indicativo que Wilders no haya echado mano a sus grandes temas como la política de extranjeros y el Islam, sino que se concentra en la crisis del euro y en la exigencia de una salida de la Unión Europea.

¿Es posible que Wilders saque tanto provecho de esta crisis que, en una nueva coalición gubernamental, tenga más que decir que antes?

Eso, por suerte, no es posible. Hasta abril fue parte de la coalición gubernamental de centro-derecha. Esto experimento fracasó por la pelea por el plan de austeridad de la UE. Wilders retiró su apoyo. Una aventura semejante no querrá repetirla ni siquiera Mark Rutte. Todos los otros partidos afirman que con Wilders no se puede gobernar. Está aislado y tan rápido no va a encontrar el camino de vuelta. No obstante, los argumentos de Wilders representan a una parte no poco importante del electorado.

La canciller alemana, Angela Merkel, tiene un papel muy importante en la crisis del euro. ¿Cómo califican los holandeses la política de la canciller alemana?

Por un lado, los holandeses están tranquilos de que existe Merkel y de que insista en que los países sureños deban germanizarse un poco en cuanto a su contabilidad y su organización económica. Los holandeses compartimos ciertas ideas de la canciller y nos sentimos, en el debate, un poco alemanes. En esa medida, nos alegramos de que la señora Merkel sea severa.

Por otro lado, Merkel -y con ella toda la élite política- quiere avanzar en la unión política de Europa. Tanto los holandeses como el primer ministro Rutte ven esto muy críticamente. Una unión de ese tipo nos asusta un poco. Si bien muchos comentaristas e intelectuales le dan razón a Merkel en cuanto a que una unión política sería lo mejor en esta situación, mucha gente aquí siente de otra manera. Los intranquiliza el pensar en una pérdida de soberanía.

Mucho de lo que se ha dicho en la campaña electoral holandesa lleva el rumbo hacia una confrontación con la UE y con Merkel. El líder de los socialistas, Emile Roemer, no quiere ahorrar sino invertir. De Wilders ya hablamos. ¿Cuánto pesan estas afirmaciones en las relaciones con Alemania?

Los holandeses en este momento son muy críticos con todas las élites pro-europeas, pero no hay un ambiente anti-germano. Nadie dice que son los alemanes los que nos quieren empujar hacia una mayor unión. Nunca lo he oído, tampoco de Geert Wilders. Aquí la polémica es con Bruselas, no con Berlín. Además, la mayoría de los holandeses se sienten más seguros con una severa Merkel en Berlín.

En las elecciones parlamentarias participan 21 partidos. Hay conjeturas acerca de las diversas posibilidades de coalición. En su opinión, ¿qué partido tiene la mayor probabilidad de designar al primer ministro?

Podría darse una situación muy interesante. Rutte y su VVD van a lograr probablemente la mayor parte de los votos. Para formar gobierno, sin embargo, tiene que aglomerar tras suyo a muchos partidos. Si no lo consigue, es posible que el líder de un partido más pequeño llegue a primer ministro. Todo depende de las conversaciones de coalición después de las elecciones. Van a estar complicadas.

Philippe Remarque es desde el 2010 redactor en jefe del diario nacional de Volksgrant con sede en Amsterdam.

Autor: Ralf Bosen /mb

Editor: Enrique López