El voto de castigo se impone en Europa

El mismo lamento recorrió de punta a punta la Europa de los 25, con pocas excepciones; el lamento por la baja asistencia a las urnas. Sólo el 44,6% de los ciudadanos con derecho a voto acudió al llamado a elegir representantes para el Parlamento Europeo, lo que representa una baja de 5 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 1999. Esas son las cifras entregadas por el instituto de investigaciones demoscópicas EOS Gallup, dadas a conocer en Bruselas. Particularmente inquietante resulta el problema en los socios del Este, que recién se incorporaron a la Unión Europea e hicieron subir el promedio general de abstención. En esos países votó menos del 30% del electorado.

Heridas profundas

¿Qué representatividad tendrá efectivamente un parlamento elegido por menos de la mitad de los potenciales votantes? Es una pregunta que debería ocupar seriamente a los políticos. Pero, por el momento, los distintos partidos prefieren dedicarse a celebrar sus victorias o a tratar de curar sus heridas, según sea el caso.

Los más magullados en esta jornada electoral europea fueron, en términos generales, los partidos gobernantes. En Alemania le correspondió a los candidatos socialdemócratas al Parlamento Europeo pagar los platos rotos por el gobierno del canciller Gerhard Schröder en Berlín, pese a que estos comicios no tienen incidencia en la política interna del país. Curiosamente, sus socios de coalición, Los Verdes, salieron airosos y lograron aumentar considerablemente sus escaños, de lo que se deduce que los alemanes no los responsabilizan de los problemas actuales.

Los socialistas también ganan

En otros lugares fueron en cambio los conservadores los que recibieron el castigo del electorado, que parece considerar estas elecciones como una oportunidad ideal para dar rienda suelta a su disgusto, sin arriesgar repercusiones inmediatas. En Francia, por ejemplo, el partido del primer ministro Jean-Pierre Raffarin sufrió el segundo desastre electoral tras la debacle de las pasadas elecciones comunales. El claro ganador fue el Partido Socialista, que obtuvo cerca del 30% de los votos.

La oposición socialista también triunfó nítidamente sobre la coalición conservadora en Portugal, con entre el 43 y el 47% de la votación. El mismo panorama se repitió en Dinamarca, con la victoria de los socialdemócratas. En Italia, los seguidores del primer ministro Silvio Berlusconi perdieron por su parte algunos puntos, quedando claramente por debajo de la alianza izquierdista del Olivo, que bordea el 30%. Claro está que nunca faltan las excepciones que confirman la regla. Así ocurrió, por ejemplo, en Grecia, donde el gobierno conservador resultó ganador. En España, en tanto, el PSOE logró mejorar su resultado de hace 5 años, confirmando que gran parte de la población respalda al nuevo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.