El "Schrebergarten": un oasis en la ciudad
13 de agosto de 2006
En Alemania hay más de un millón de parcelas o pequeños huertos adosados, llamados “Schrebergarten”. Es decir, más de 46.000 hectáreas de tierra dedicadas exclusivamente al cultivo de verduras y plantas en las ciudades. Pero la función principal de estas zonas verdes es proporcionar a los habitantes de las urbes un lugar de descanso. También para las metrópolis son relevantes por su carácter ecológico, ya que pájaros, sapos, insectos y plantas habitan en estos parajes, además de ser un pulmón verde.
Verde para todos
El descubridor de esta “verde” idea fue el Dr. Daniel Gottlob Moritz Schreber, pedagogo de la ciudad de Leipzig, quien alquiló en 1869 una parcela para que los escolares cultivasen y cuidasen de las plantas, ya que se preocupaba por la salud de los niños y las consecuencias que podría acarrearles la industrialización. Más tarde estos jardincitos pasaron a manos de los padres de los colegiales.
Con el tiempo se convirtieron en 100 parcelas, y 30 años después, había 14 asociaciones de “Schrebergarten” sólo en Leipzig. Los arrendatarios eran sobre todo trabajadores del sector industrial sin poder adquisitivo, quienes podían descansar tras el trabajo o los fines de semana con su familia en estos mini pulmones.
Una característica singular de los huertos es la decoración que puede ser de lo más kitsch, con enanitos de todos los colores y tamaños, pasando por figuras de terracota como patos, ranas, conejos e incluso, para los más atrevidos, tigres de cerámica que le proporcionan al jardín un carácter de zoológico. La fantasía no tiene límites cuando un huerto tiene varias funciones: salón al aire libre y de territorio bien definido para ambos sexos. Ellos se encargan de la barbacoa y las bebidas; ellas de la ensalada.
Jardines con muchas normas
Es sabido que Alemania es un país con muchas normas. Incluso para estas parcelas adosadas hay que tener en cuenta los detalles. Por ejemplo, el 25% de todo el huerto debe tener plantas anuales. Hay que asistir regularmente a las reuniones de la asociación a la que se pertenezca, donde hay, como en la vida real, tesorero, presidente y vicepresidente. Aunque el propietario es el ayuntamiento. Las cabañas no pueden superar los 12m², donde se puede dormir la siesta, pero no pernoctar.
Sobre todo durante la II Guerra Mundial, ganaron en importancia. Muchos construyeron pequeñas cabañas de madera en las parcelas en las que habitaban porque los bombardeos destruyeron sus hogares, y se alimentaban de los huertos. En esa época, la administración de las ciudades alemanas hizo la vista gorda y permitió a los arrendatarios vivir en las cabañas durante mucho tiempo.
En la actualidad es el lugar ideal para hacer barbacoas, instalar una piscina de plástico minúscula para los pequeños de la casa e incluso dormir una larga siesta en los calurosos días de verano. Al “Schrebergarten” ya no se le relaciona con su origen trabajador y humilde, sino con jóvenes familias multiculturales y pensionistas, que pasan su tiempo libre metiendo las manos en la tierra y observando con orgullo cómo crecen sus verduras y flores.
No pueden faltar en una reunión en el “Schrebergarten” salchichas, por supuesto del carnicero de confianza, cerveza fría, hamacas, sombrillas, mesas, sillas... No falta de nada y todo está calculado al milímetro.