María Teresa I de Austria fue una de las grandes gobernantes europeas y, sin duda, la más popular de los Augsburgo. Ella gozó de enorme aceptación en vida gracias a su legendaria cercanía a la población, que la consideraba "madre del pueblo".
La última soberana de la casa de Habsburgo tuvo nada menos que 16 hijos con Francisco Esteban de Lorena, que la convirtió en emperatriz, consorte del Sacro Imperio Romano Germánico. "Sus 40 años de gobierno estuvieron marcados por la guerra, el sufrimiento y la intolerancia, pero también por la modernización y las reformas", señala el historiador Karl Vocelka.
Durante su mandato, entre 1740 y 1780, transcurrieron la Guerra de Sucesión austríaca y la Guerra de los Siete Años, que alimentaron la rivalidad con Prusia. Además, esta soberana de profunda fe católica expulsó a muchos protestantes y judíos, pero al mismo tiempo modernizó la administración e introdujo la enseñanza obligatoria.
Una de las entonces muy difundidas "tablas del abecedario" recuerda la exitosa alfabetización de la población. También fue inusual su matrimonio por amor con Francisco Esteban de Lorena, algo que no solía suceder entre los jefes de Estado de la época. Una suerte que no tuvieron sus hijos, pues casi todos debieron casarse por motivos políticos forzados por su política dinástica.