El foro climático de Bush

Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “Estados Unidos y Bush comprendieron la urgencia del problema del clima. (...) Sin embargo, los objetivos climáticos, incluyendo los estadounidenses, deben ser vinculantes y contar con metas intermedias cuyo cumplimiento pueda ser corroborado. Precisamente en Estados Unidos, eso presupone un cambio de conciencia en lo tocante al ‘american way of life’ y al ‘sueño americano’. Bush y Giuliani, Clinton y Obama, deben transmitir también al interior del país que la libertad no sólo tiene que ver con caballos de fuerza. Y que el éxito no sólo se mide en dólares. Eso le haría bien al mundo, no sólo en lo que respecta al cambio climático. (...) ¿Por qué no concebir el cambio climático como una oportunidad para un cambio moral-intelectual a la americana? Por el bien de Estados Unidos, del mundo y de los lazos valóricos transatlánticos.”

Avance sólo aparente

Wiesbadener Kurier, de Wiesbaden: “Aun cuando la canciller alemana alabe al inquilino republicano de la Casa Blanca por sus recientes esfuerzos, el hecho de que en Washington se haya convocado a una conferencia de los mayores contaminadores constituye sólo un avance aparente, que obedece a la creciente presión interna y externa. ¿De qué ha de servir una conferencia más? Desde hace años se viene negociando, sin que en el invernadero que es la tierra se haya producido un cambio positivo. Por el contrario, la emisión de gases perjudiciales para el clima ha aumentado en aproximadamente un 30% desde 1990. Ante este trasfondo, es irresponsable sustraerse a acuerdos internacionales vinculantes para la protección del clima. Hay que actuar y rápido.”

El precio de la ecología

La Tribune, periódico económico de París: “¿Salvar al planeta? ¿Quién se opone a eso? Si bastara con comer fresas únicamente en la temporada correspondiente, no utilizar bolsas de plástico en el supermercado y andar un poco más en bicicleta y menos en automóvil, de seguro lo lograríamos. Ciertamente resulta imprescindible desde el punto de vista pedagógico, para inocularnos el virus de la responsabilidad ecológica. Pero no nos engañemos: la salvación de nuestro planeta nos exigirá más. Por sobre todo tenemos que abordar sin demora la pregunta medular: ¿cuánto costará la transición hacia un modelo de economía sustentable? La ‘actitud verde’ tiene su precio y es importante cerciorarse de que el entusiasmo ecológico de todos los implicados no decaerá cuando tengan que pagar la cuenta.”