El escándalo que amenaza a la derecha chilena
12 de febrero de 2015
La última encuesta Adimark publicada en Chile el 3 de febrero fue tan lapidaria como decidora. El rechazo ciudadano a la derecha escaló hasta un histórico 78 por ciento, dejando su respaldo en apenas un 11 por ciento, mientras que la adhesión al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet mostraba un leve repunte, hasta alcanzar el 44 por ciento. La empresa que realizó el sondeo es de oposición, es decir, vinculada a la centroderecha. Para explicar este fenómeno, todos los analistas apuntan en la misma dirección: el caso Penta.
¿Qué es el “caso Penta”? La Fiscalía investigaba un caso de fraude al fisco cuando llegó al nombre de Hugo Bravo, exejecutivo del Grupo Penta. Él y los dos dueños de la empresa, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, fueron acusados de usar boletas falsas para evadir impuestos. Esos dineros, casi tres millones de euros, fueron finalmente devueltos al erario público. Sin embargo, Bravo rompió su relación con Délano y Lavín, los demandó y, en medio de las disputas legales, contó que la compañía había realizado donaciones irregulares para financiar campañas de la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido de oposición más grande del país.
En esa denuncia aparecieron los nombres de los senadores Iván Moreira y Ena von Baer, del exministro y expresidenciable pro UDI Laurence Golborne, del exalcalde Pablo Zalaquett, así como del excandidato presidencial independiente Andrés Velasco, del exdiputado de Renovación Nacional Alberto Cardemil e incluso del actual ministro de la presidenta Michelle Bachelet, Alberto Undurraga. Sin embargo, el golpe más duro lo recibió la UDI, pues en principio sus personeros negaron estar vinculados al caso, hasta que el fin del secreto de la investigación demostró que había correos electrónicos y conversaciones telefónicas que los involucraban directamente. Moreira pidió perdón y Von Baer habló de un “error involuntario”.
Una tragedia para la confianza
Si bien la UDI es el partido más dañado, para el analista político Cristóbal Bellolio, vinculado al mundo liberal, esto salpicará a todo el espectro político. “Aunque el escándalo se concentra casi exclusivamente en un sector, la ciudadanía intuye que estas prácticas son generalizadas. En todo caso, la opinión pública en Chile ya tiene una mala imagen de los políticos. Este es un clavo más en ese ataúd, aunque no será definitivo para enterrarlos. Las instituciones en Chile reaccionan a tiempo a las posibles infecciones del sistema político y la democracia no está en juego”, opina el experto.
Con él coincide la directora ejecutiva de la Fundación Progresa, Patricia Morales, quien añade que “el fenómeno de la desconfianza hacia la clase política es bastante generalizado en Chile. Eso se traduce en una bajísima participación en las elecciones. No es algo que haya empezado hace un mes, pero, evidentemente, casos como el denominado Penta no hacen sino que profundizar el nivel de desconfianza hacia la política”.
El caso Penta significó un golpe demasiado duro para la UDI. Conocido por ser un partido monolítico, jerarquizado, de una sola voz, en las últimas semanas ha mostrado señales de quiebre interno, donde algunos de sus miembros acusan a otros por medio de la prensa. “La UDI es lejos el partido más dañado. Quedó al descubierto su relación íntima con un importante grupo económico, lo que refuerza la idea de una derecha aliada a los intereses empresariales. Su estrategia opositora al gobierno de Michelle Bachelet se desdibuja, pues se afecta severamente su autoridad moral. Sus perspectivas electorales deberían verse afectadas”, cree Bellolio, quien actualmente cursa un doctorado en Teoría Política en el University College de Londres y escribe columnas para la revista Capital.
Al respecto, el cientista político y representante en Chile de la Fundación Friedrich Ebert, Reiner Radermacher, manifiesta sus dudas. “Para las próximas municipales faltan todavía 20 meses. Para las parlamentarias, 30. Eso en política es mucho tiempo y muchas cosas pueden pasar. Además, el ‘Pentagate’ no solo ha dañado la imagen de la UDI, sino también la de ‘la política’ y ‘los políticos’. No olvidemos que los partidos que forman la coalición que ahora gobierna estuvo durante años por debajo del umbral del 20 por ciento en el apoyo ciudadano... Lo que sí preocupa es que este caso podría ayudar a incrementar la deslegitimación del sistema político, a menos que el gobierno de Bachelet logre recuperar la confianza de la ciudadanía a través de sus reformas”.
Una catástrofe y un suicidio
Manuel José Ossandón, senador de Renovación Nacional y conocido crítico de su propio sector político, calificó la situación de la derecha como “una catástrofe” y llamó a su partido, eterno aliado de la UDI, a repensar ese vínculo. “Es un suicidio hacer un conglomerado con la UDI mientras no se arregle el caso Penta”, dijo a Radio ADN. Mientras tanto, el exdirigente estudiantil Gabriel Boric, diputado de Izquierda Autónoma, ha expresado su malestar por el hecho de que los senadores que pagaron sus campañas con dineros mal habidos no renuncien a sus cargos. En eso coincide Patricia Morales.
“En realidad, lo que correspondería es que los parlamentarios que cometieron irregularidades en el financiamiento de sus campañas renuncien a sus cargos. El que el delito haya prescrito no anula la falta ética que cometieron. Lo grave es que un parlamentario pueda reconocer financiamiento irregular sin que eso conlleve su renuncia automática y que empecemos a debatir sobre si esto tendrá consecuencias en las próximas elecciones. Es una situación que daña a la democracia”, apunta la economista vinculada al Partido Progresista.
¿Dañará esto la imagen de Chile en el extranjero? Bellolio piensa que es posible. “Lo irónico es que la derecha estaba quejándose de la mala imagen que estaba proyectando el mediocre manejo económico de la presidenta Bachelet, amplificando la idea que el gobierno estaba hipotecando la fórmula que nos ha llevado al umbral del desarrollo. Pero ahora resultan ser ellos los culpables de una nueva ola de noticias poco alentadoras. No han asumido su responsabilidad al respecto”.
Para Radermacher, difícilmente el caso Penta tenga alguna repercusión fuera de las fronteras de la larga y angosta faja de tierra. “Contrariamente a lo que creen muchos en Chile, el interés internacional por el día a día de la política interior chilena es bastante limitado. Además, este caso no es en absoluto una sensación. Escándalos por financiamiento ilegal de partidos políticos ha habido en otros países, incluida Alemania. Más importante que el escándalo en sí podrían ser sus consecuencias. Quizás gracias a este terremoto político finalmente haya en Chile un sistema público y transparente de financiamiento de partidos políticos”.