Diez curiosidades turísticas que vale la pena conocer
¿Sabía usted que la Muralla china debe su estabilidad al arroz y que la Torre Eiffel engorda en verano? Con estos datos, usted puede convertirse en la atracción de las reuniones sociales.
Ser el primero, sin importar el precio
Aachen (Aquisgrán), en el oeste de Alemania, podría llamarse "Bad Aachen" porque tiene aguas termales y las localidades con ese tipo de baños se llaman "Bad" en Alemania. Sin embargo, si tomara esa decisión renunciaría al título de ser siempre la primera ciudad en los listados gracias a su doble a inicial. Ya los romanos llegaban a Aachen para relajarse en los baños calientes.
¿El nombre más largo?
¿El de Europa? Sin duda alguna es Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch, en Gales. Ese nombre impronunciable tiene un significado: "Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca del veloz remolino y la iglesia de san Tisilio en la cueva roja". Más extraño: la localidad está hermanada con los pequeños asentamientos de Ee (Países Bajos) e Y (Francia).
¡No se construye con comida!
O quizás sí... porque si los chinos no hubieran mezclado arroz glutinoso en el mortero, quizás la Gran Muralla no seguiría en pie. Todos conocen el arroz glutinoso de los restaurantes, que es ideal para comerlo con palillos. Hace 1.500 años los constructores también aprovecharon sus cualidades y mezclaron cal con sopa de arroz. El resultado sirvió para erigir tumbas, pagodas y murallas.
En forma y delgado en verano
Si la Torre Eiffel quisiera lucir más delgada en verano, la tendría muy difícil, porque su estructura de acero se expande 15 centímetros con el calor estival. El hito parisino no es el único que sufre con ello. De hecho, todas las construcciones de acero se expanden cuando sube el termómetro. Como sea, la torre se ve bien delgada o no tan delgada, eso es indudable.
Cuando todo sale mal
La Torre de Pisa también tiene un problema con sus kilos. Los expertos estiman que si no se usan los soportes necesarios, la construcción se derrumbará en torno al año 2300. Esto porque el suelo arenoso de Pisa cede lentamente ante el peso de la torre. Las excavaciones han demostrado que el bello símbolo italiano se encuentra en el borde de una antigua isla en una vieja cuenca portuaria.
¿Habla latín?
Quien se haya preguntado alguna vez por qué tuvo que aprender latín en la escuela acá tiene la respuesta: es el idioma del Vaticano. Allí incluso los cajeros automáticos lo "hablan". Ese fenómeno no lo verá en ninguna otra parte; después de todo, el Imperio Romano cayó hace bastante tiempo. El Vaticano es, en sí mismo, una curiosidad: es el Estado más pequeño de la Tierra.
La reina de los puentes
No lo va a creer, pero Hamburgo es la ciudad con más puentes de Europa. Tiene más que Ámsterdam y Venecia juntos, unos 2.500. Ya sea en ruinas, hermosos o solo funcionales, los puentes mantienen unida a la ciudad portuaria del norte de Alemania. Conducen a la gente sobre ríos y canales, sobre el Alster o cualquier obstáculo. Si pasea por Hamburgo, no podrá dejar de pasar por los puentes.
Éranse una vez los elfos y los tolls de Islandia
¿Éranse? Incluso en la actualidad un porcentaje de la población cree en elfos y trolls, y una vez hubo una asesora gubernamental en este tema. Y varios proyectos inmobiliarios se han detenido debido a estos seres mágicos. Quien conozca la naturaleza islandesa podrá comprender esta creencia. Aguas termales, campos de lava y glaciares. Islandia es el hogar perfecto para los seres elementales.
No = Sí, Sí = No… ¿cómo?
Quien viaje a Albania (en la foto), Bulgaria, Grecia o India, deberá tener cuidado a la hora de gesticular. En estos países mover la cabeza de derecha a izquierda significa "sí", y asentir señala que usted dijo "no". Para evitarse malos entendidos, los turistas debe explicar con palabras lo que desean. Y ojo, que cuando en Grecia dicen "ne", en realidad no dicen "no", sino "sí".
Viajeros del tiempo
¿Viajar en el tiempo? Imposible. O bueno, no del todo. En las varias islas de Fiji se encuentra Taveuni, por sobre la cual pasa el meridiano 180, que fija la frontera entre los días. Los que están sobre él son, por así decirlo, atemporales. Si van para allá están en el presente, y si saltan para el otro lado, están en el mañana.