Cuba: ¿de vuelta a los 90?
12 de julio de 2016Ramón es uno de los cientos de chóferes de taxis colectivos privados que mantiene su antiguo “almendrón” en movimiento por las calles de Cuba, haciendo uso de todo su talento para la improvisación. Hoy Ramón les aclara a sus pasajeros que el precio del viaje, como el del combustible, ha subido.
En su discurso ante el Parlamento cubano, el pasado viernes (08.07.2016) el presidente Raúl advirtió a la población de que se vienen tiempos duros para la economía, que traerán consigo nuevas limitaciones. Por lo pronto, las oficinas públicas y empresas estatales han recortado el horario laboral y limitado el uso de aparatos de aire acondicionado, para ahorrar energía.
El gobierno tendrá que recortar gastos y ahorrar energía, porque han bajado los precios del mercado mundial para “rubros tradicionales” de exportación −como el níquel, el petróleo refinado o el azúcar−, al tiempo que la isla importa menos petróleo de Venezuela, dijo Castro. La economía cubana creció apenas un uno por ciento en el primer semestre de 2016, la mitad de lo previsto y bien lejos del 4,7 por ciento del mismo período de 2015.
Menos petróleo de Venezuela
El anuncio de Raúl Castro puede haber sorprendido a algunos. Pero el mandatario ya había aludido en diciembre pasado a posibles dificultades. Y los “rumores” que explicaban el reciente incremento de “apagones” y “apagoncitos” habían provisto a los cubanos un adelanto de este discurso.
El acercamiento con el otrora enemigo irreconciliable, Estados Unidos, trajo consigo mucho optimismo, pero Venezuela, el principal aliado y socio comercial de Cuba, se ha visto duramente afectado por los sostenidos bajos precios del petróleo. Y la crisis económica venezolana ha terminado llegando a Cuba. La isla caribeña produce anualmente apenas 25 millones de barriles de petróleo, que representan el 40 por ciento de su propio consumo. El resto, lo importa de Venezuela, con condiciones preferenciales. Como contrapartida, unos 25.000 profesionales de salud cubanos trabajan en Venezuela.
Expertos estiman que Venezuela apenas ha podido suministrar a Cuba unos 53.500 barriles de crudo diarios (eso sería un 40 por ciento menos que en el mismo período del pasado año). Aun si se incluyen los derivados refinados del petróleo, el descenso se mantiene en un 20 por ciento, según cifras de la agencia de noticias Reuters. Además, en el pasado, Cuba habría consumido parte del petróleo suministrado por Venezuela y supuestamente reexportado el resto. También esas fuentes adicionales de ingreso estarían ahora en juego.
De ahí que la isla se vea obligada a recortar gastos innecesarios, sustituir productos de importación por nacionales, invertir en sectores recaudadores de divisas y usar más eficientemente su energía, según Castro. La cooperación con Venezuela, sin embargo, no se verá limitada: “Los amigos verdaderos se conocen en momentos difíciles y los cubanos jamás olvidaremos el apoyo de los venezolanos cuando hemos enfrentado graves dificultades”, insistió el mandatario isleño.
Independientemente de la actual circunstancia, Cuba intenta desde hace años disminuir, mediante programas de ahorro, su consumo energético y su dependencia de combustibles fósiles. El Gobierno ha definido la independencia energética como una de las prioridades del país. Hasta 2030, Cuba pretende elevar hasta un 24 por ciento del total su uso de energías renovables.
¿Otro “Periodo Especial”?
Entre la población crece el temor a otro “Período Especial en Tiempos de Paz”, como el expresidente Fidel Castro designó a la profunda crisis económica que sobrevino tras la caída del otrora llamado Bloque Socialista a inicios de la década de 1990. Entonces, los “apagones” llegaron a alcanzar una duración y frecuencia regular de “ocho horas con luz por ocho sin luz”. Nadie quiere acordarse de eso.
Esos tiempos no volverán, asegura Raúl Castro: “No negamos que pueden presentarse afectaciones, incluso mayores que las actuales, pero estamos preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas”, dijo y agregó que se continuará preservando “los servicios sociales que la Revolución ha conquistado para nuestro pueblo” y adoptando medidas para “elevar paulatinamente su calidad”.
Además, Castro reconoció que “se han presentado algunos atrasos en los pagos corrientes a los proveedores” y agradeció la comprensión de los acreedores internacionales, a quienes aseguró que el país cumplirá con sus obligaciones pendientes: “No renunciaremos al propósito de continuar restableciendo la credibilidad internacional de la economía cubana”.
En los últimos años, Cuba ha llegado acuerdos con casi todos sus acreedores, incluido el Club de París, y ha logrado deshacerse de buena parte de su deuda externa. Por el contrario, tras más de tres meses del anuncio del Gobierno de Estados Unidos de que permitiría a Cuba el uso del dólar estadounidense en sus transacciones internacionales, las transacciones en dólares siguen estando vedadas para la isla, criticó Castro ante la Asamblea Nacional.
La semana de sesiones del parlamento cubano, que sólo se reúne dos veces al año porque sus diputados no son políticos profesionales, estuvo signada por los debates sobre los llamados “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución” aprobados en el 6to. Congreso del Partido Comunista y la propuesta de su “Actualización para el Periodo 2016-2021”.
En su informe ante la Asamblea Nacional, el ministro responsable de semejante misión, Marino Murillo, nombró con cifras concretas las restricciones que se avecinan. Así, el consumo energético debe reducirse, en total, en un seis por ciento. Pero el sector residencial, que representa un 60 del consumo, no debe verse afectado. Tampoco el turismo o la producción de níquel y azúcar, dijo.
Pero no todos los cubanos confían en estos anuncios. “Algunos de mis amigos y conocidos han suspendido sus vacaciones ya pagadas y pedido la devolución del dinero, porque nadie sabe lo que viene”, cuenta Ramón. Pero él es “optimista por naturaleza”, dice, mientras les explica a los próximos pasajeros por qué ha subido la tarifa.