Querer a varios
8 de junio de 2011Publicidad
Antes de conocer a Chris, Marion nunca hubiera pensado que podría vivir como lo hace ahora: en una relación abierta. Todo lo contrario era lo que había experimentado hasta el momento. Su concepto de pareja era monógamo y bipersonal, una unión estrecha y leal en la que la simple amistad con otro hombre suponía ya un problema. Con Chris las cosas cambiaron.
11 años llevan los dos casados y practican el “poliamor”. Si Chris se enamora de otra persona, puede establecer con ésta una relación sin tener que renunciar a Marion y sabiendo que posee su consentimiento. Lo mismo vale para ella.
Nuevas modalidades de convivencia
El poliamor permite las relaciones simultáneas. El modo de ejercerlo, sin embargo, no es siempre igual. “Hay gente que mantiene una relación triple en la que todos los implicados se encuentran al mismo nivel. Hay gente que tiene una relación principal y otra secundaria. Y hay gente que es muy abierta y dice: ‘me gustaría vivir en una colectividad de 20 personas entre las cuales el trato sea muy estrecho’”, cuenta Chris. Todos estos casos tienen algo en común, añade: “son personas que quieren darle rienda suelta a sus sentimientos y a las que no les importa cómo”.
La idea de que la pareja no sea en exclusiva es para la mayoría impensable. Otros, no obstante, lo conciben como un alivio. Son sobre todo las normas sociales las que ejercen de obstáculo para el poliamor. “Si el matrimonio ostenta en una sociedad una posición muy destacada, el valor que se le otorga a la fidelidad es consecuentemente alto”, indica el sociólogo de la Universidad de Colonia Michael Wagner.
La fidelidad es un principio de amplia implantación en las comunidades humanas pero a cuyo cumplimiento no todo el mundo se siente igualmente obligado. Las modalidades de convivencia en la Alemania actual se han diversificado con respecto a las existentes hace tan sólo medio siglo. Los cánones son susceptibles de modificación en el momento en el que un amplio grupo social se dice dispuesto a aceptar transformaciones, recuerda Wagner: “En Alemania, por ejemplo, la norma de la fidelidad ha perdido fuerza: de regla que debe ser respetada ha pasado a convertirse en una cuestión interna que cada pareja fija para sí libremente”.
Viejos conceptos, nuevas etiquetas
Las relaciones múltiples no son nada nuevo, el concepto del poliamor, por el contrario, sí lo es. Desde Estados Unidos dio éste el salto a Europa y hace cosa de seis a 10 años que en Alemania se discute abiertamente. Cifras y estadísticas al respecto no han sido recaudadas ni elaboradas nunca, de manera que no se puede afirmar con seriedad que nos encontremos realmente ante el surgimiento de una tendencia.
En el mercado literario ha aparecido en los últimos años una importante cantidad de libros que relatan experiencias personales en este campo. En los chats, los blogs y los foros de Internet se habla sobre el tema. En las grandes ciudades germanas se celebran incluso encuentros en torno al poliamor. Dos veces al año tienen lugar eventos a nivel nacional, a los que acuden alrededor de una centena de personas.
No es la panacea, pero es una vía
Sólo una vez desde que Marion y Chris están juntos mantuvieron ambos paralelamente relaciones con terceros. Después hubo un tiempo en el que él tuvo en solitario otra pareja. Ambas ocasiones fueron emocionantes y bonitas, describen los participantes, pero requirieron también mucho esfuerzo. Las relaciones necesitan tiempo, energía y atención para que funcionen.
Marion conocía bien a la mujer con la que Chris estaba liado, eran incluso buenas amigas. Y, pese a todo, no pudo evitar el miedo a la pérdida: “temía que Chris me dejara. Me daba la impresión de que yo era la que estaba siempre en casa y que con ella vivía las aventuras y las cosas interesantes”. La solución no fue exigir el fin de la segunda relación, sino sentarse entre tres a dialogar. “Fue muy difícil, nos hicimos todos daño. Pero, aún así, siempre que alguien magnífico ha entado en mi vida, me he enamorado todavía más de mi mujer”, dice Chris. Explicarlo no puede.
El poliamor no es el remedio que facilita las relaciones. Los “poliamoristas” que se presentan como los descubridores del perfecto modo de relacionarse le ponen a Marion los pelos de punta, reconoce. Pero a este matrimonio el concepto le ofrece una vía factible a través de la cual enfrentarse a los sentimientos sin barreras e intensifica, por motivos pragmáticos, la comunicación y la búsqueda de soluciones negociadas a los conflictos. Unos efectos secundarios que con toda seguridad no se cuentan entre los peores.
Autor: Marlis Schaum/ Luna Bolívar
Editor: José Ospina Valencia
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