Crisis financiera: en espera de respuesta europea
3 de octubre de 2008La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó, tras haberlo rechazado el lunes, el proyecto de ley que contiene el plan de rescate del sistema financiero, valorado en 700.000 millones de dólares. Se da por descontado que el presidente estadounidense, George Bush, firme el proyecto considerado por la Casa Blanca como imprescindible para estabilizar el sistema financiero del país.
El paquete ayudará también a tranquilizar a los mercados en Europa en donde los líderes del continente se esfuerzan por alcanzar una coordinación de convergencia de acciones para enfrentar la crisis y reestablecer la confianza de la población.
Si se toma a los alemanes como botón de muestra, los sondeos muestran que la inseguridad es grande y va en aumento. Una encuesta representativa señala que el 56 por ciento de los alemanes estima que la actual crisis perjudicará gravemente el desarrollo económico del país.
Michael Hüther, Director del Instituto de la Economía Alemana, con sede en Colonia, prevé que el paquete aprobado en Estados Unidos y las acciones orquestadas del resto de Gobiernos, ayudará a restablecer la confianza en el mercado bancario.
Salida colectiva
Por su parte líderes europeos del G-8 se reunirán el sábado con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en busca de una posición común para afrontar esta crisis.
No es de esperarse que de la reunión entre los jefes de Gobierno de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido -a la que asistirán además de Sarkozy, Merkel, Berlusconi y Brown, los presidentes de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker- surja la materialización de un fondo europeo a imagen del "plan Paulson" en Estados Unidos.
Alemania se opuso frontalmente a esta posibilidad a penas se escucharon primeros rumores sobre la posibilidad de formar un fondo común dotado de 300.000 millones de euros.
La canciller alemana, Angela Merkel, descartó tajantemente la posibilidad de firmar un cheque en blanco a todos los bancos, hubieran actuado de forma responsable o no y abogó por una acción adaptada caso por caso y tratada por cada país.
Francia parece haberse alejado de esta propuesta, lo que corroborarían las declaraciones del secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, quien explicó que los europeos tienen que estar todos de acuerdo para intervenir cuando y donde haga falta para evitar cualquier riesgo según modalidades que pueden ser diferentes de un Estado a otro.
La posición del resto de los participantes no es muy clara, sin embargo. El primer ministro británico, Gordon Brown, quien en un principio rechazó la creación de un fondo común ha levantado sus reticencias iniciales y no ve ya con malos ojos algún tipo de coordinación a nivel europea, posiblemente por la decisión de las autoridades irlandesas de garantizar la totalidad de los depósitos en seis bancos del país, con el evidente riesgo de transferencia de fondos de otras entidades y, en primer lugar, de las británicas.
Mayor rigurosidad moral
Como sea las demandas coinciden a favor de una mayor regulación. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha anunciado que cuando su país presida el G-8 el año próximo pretende establecer "una lista de reglas que creen un clima jurídico más riguroso y moral" en el sistema financiero internacional.
También Sarkozy quiere aprovechar el descalabro financiero en Estados Unidos, cuyo sistema liberal ha permitido altos riesgos al mercado crediticio que ahora paga todo el mundo, para imponer un nuevo modelo de regulación internacional que incluiría limitaciones estrictas a las ventas al descubierto de valores financieros, nuevas normas contables, reglas de control para el trabajo de las agencias de calificación o encuadrar la remuneración de los directivos de empresas.
A medio plazo, Francia quiere vencer las actuales resistencias en la UE a un sistema de supervisión único de cualquier banco en todos los países europeos en los que esté implantado.