Colombia y Ecuador inician serie de conversaciones limítrofes

Los cancilleres de Ecuador, Antonio Parra, y de Colombia, Carolina Barco, se reunieron en Quito para analizar las disputas que mantienen en torno a las medidas requeridas para controlar la frontera común, que Estados Unidos considera un "corredor estratégico" para el abastecimiento de armas, drogas y precursores químicos para los grupos irregulares colombianos.

"Estamos en conversaciones para buscar una solución. Tenemos que agotar la vía de la conversación", afirmó el líder de la diplomacia ecuatoriana al ser consultado respecto a los resultados del encuentro. "Este es el primero de muchos días de trabajo", agregó, por su parte, Barco. El cónclave generó expectativa debido a la postura esgrimida previamente por Quito de que Bogotá no controla su frontera, permitiendo la operación libre de movimientos guerrilleros y narcotraficantes colombianos, una problemática que está rebasando la capacidad de control de Ecuador.

La cita entre Parra y Barco, sin embargo, terminó sin anuncios concretos para estabilizar la frontera común, un área plagada de pobreza y marginalidad que la vuelve una zona propensa a las actividades irregulares, entre ellas la delincuencia común y el narcotráfico. El pedido ecuatoriano de que Colombia instale destacamentos militares y policiales fijos a lo largo de los 600 kilómetros limítrofes para incrementar la seguridad será analizado en una próxima reunión, pese a que Barco insistió en que su país prefería mantener brigadas móviles para evitar los ataques directos de las guerrillas izquierdistas.

En una próxima reunión se estudiará también la demanda ecuatoriana de que Colombia suspenda en un área de 10 kilómetros de la frontera común las fumigaciones aéreas con glifosato que realiza para exterminar las plantaciones de coca. Ecuador afirma que esta actividad afecta a sus pobladores. Las relaciones entre las dos naciones andinas se han ido

deteriorando a partir de que el presidente Lucio Gutiérrez fue destituido en abril y reemplazado por su vicepresidente Alfredo Palacio, quien se ha mostrado renuente a dar un apoyo explícito a la política de seguridad del mandatario colombiano Álvaro Uribe.