Publicidad
La desaparición de especies autóctonas, corrimientos de tierra y tormentas de arena fueron el resultado. Con la ayuda económica del Ministerio de Medio Ambiente alemán y la Sociedad de Cooperación Internacional alemana (GIZ) se puso en marcha un plan de reforestación. Ahora los habitantes pueden arrendar superficies de terreno para el cultivo sostenible y aprovechar la madera y el espino amarillo para uso propio. 450 familias participan en este proyecto, que logró reforestar ya unas 2.000 hectáreas.