Ciudades latinoamericanas resilientes al cambio climático
31 de octubre de 2021"América Latina y el Caribe es una de las regiones más urbanizadas del mundo", recuerda a DW Elkin Velásquez, director regional para América Latina y El Caribe de ONU Hábitat. Asimismo, la región ha sido una de las que más ha sufrido el impacto de la pandemia de coronavirus, la cual, "nos ayudó a constatar riesgos a medio y largo plazo".
"No se puede hablar de adaptación al cambio climático sin mirar las brechas estructurales de nuestras ciudades", asegura, apuntando que la crisis sanitaria mundial ha puesto de relieve algunas de las características de las urbes latinoamericanas. "Son ciudades desiguales, segregadas, más vulnerables a los impactos del cambio climático donde hay exclusión que se refleja en el territorio", explica.
El directivo advierte que para "construir resiliencia tenemos que ir a los barrios más pobres", recordando que dicha resiliencia "es la capacidad de recuperase después de haber estado expuesto a un shock externo" como puede ser el cambio climático y "tiene que ver con las vulnerabilidades económicas, sociales e institucionales", entre otras.
Para ello, "se requieren marcos nacionales que faciliten el accionar de las ciudades y ayuden a converger los diferentes actores". En este sentido, destaca, entre otras, la ley de gestión de usos y ocupación del suelo de Ecuador, la política nacional de vivienda y urbanismo de Perú y la estrategia de descabornización de la economía de Costa Rica que "tienen un impacto positivo en los gobiernos locales".
Velásquez reconoce que "no hay un modelo de ciudad resiliente única", ya que cada urbe y barrio tiene sus particularidades. No obstante, destaca el caso de Medellín (Colombia) que conjuga diversas experiencias de adaptación que ha dado lugar a un modelo propio.
Los barrios, el primer peldaño en la escalera contra el cambio climático
El directivo apuesta por "trabajar con la comunidad" y llevar a cabo mejoras integrales de los barrios de manera que se disminuya la vulnerabilidad de las infraestructuras. "Hay que privilegiar el trabajo con los más vulnerables en barrios más precarios y construir barrios sostenibles", considera.
En este sentido, un informe sobre ciudades postpandemia elaborado por la organización apunta que los desafíos del cambio climático pasan por los barrios, donde las intervenciones en viviendas, servicios próximos de educación y salud, así como de espacios públicos son más fáciles y abordables.
Es la llamada "ciudad de los 15 minutos", un concepto basado en la proximidad que consiste en "la localización adecuada de todas las infraestructuras". Este concepto pretende evitar el mayor número de desplazamientos y en consecuencia de emisiones de dióxido de carbono a causa de estos, pretende reducir el uso de combustibles fósiles impactando a las infraestructuras de movilidad, teniendo en cuenta el contexto de crisis climática actual.
A pesar de haberse hecho conocido por la promoción que le ha hecho la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, en América Latina ya existen algunos ejemplos según el directivo de ONU Hábitat. Así, apunta al barrio de Lacarpio de San José de Costa Rica, Moravia en Medellín y La Villa 31 de Buenos Aires.
En este último caso Velásquez recalca el proceso de participación ciudadana que se ha llevado a cabo. "Hay que generar foros para que los habitantes puedan conversar e intercambiar", asegura apuntando a diversas plataformas para ello.
Emprendedores construyen resiliencia
Por otro lado, también destaca la Iniciativa Regional de Ciudades Resilientes, lanzada en 2018 y que pretende "involucrar al sector privado en acompañar los planes de resiliencia urbana", dice a DW Florencia Rojas, Coordinadora Programática de Ciudades Sustentables de Fundación Avina, una de las organizaciones que forma parte de la iniciativa junto con BIDLAB, Resilient Cities Network y la Fundación City.
A partir de concursos de innovación, se busca "mejorar la resiliencia urbana ante situaciones que generan estrés, como el cambio climático" y "articular entre diferentes actores", puntualiza Rojas.
Por este motivo, desde 2019 se han abierto cerca de una decena de convocatorias para presentar propuestas de proyectos en ámbitos como la seguridad alimentaria, el uso eficiente de la energía, la circularidad de materiales y la eficiencia de recursos, entre otras áreas, en nueve ciudades latinoamericanas: Bogotá (Colombia), Ciudad de México (México), Buenos Aires y Córdoba (Argentina), Lima (Perú), Santiago de Chile (Chile), Montevideo (Uruguay), Asunción (Paraguay), Quito (Ecuador) y Salvador de Bahía (Brasil).
Mientras que en esta ciudad brasileña se ha llevado a cabo uno de los proyectos más antiguos, el desarrollo de un aplicativo que conecta a los agricultores de menor escala con los restauradores de la ciudad, en Buenos Aires se ha puesto en marcha el mas reciente, hace dos meses. "Un grupo asociativo de áreas de oficinas ante la pandemia su negoció no funcionó e hicieron la reconversión de su actividad en huertos urbanos en terrazas", explica Rojas.
Otras iniciativas destacadas son la creación de una plataforma colaborativa en Quito "que conecta la oferta y la demanda de materiales dentro de un polígono industrial para darles una segunda oportunidad", así como la recuperación de botellas de vidrio para la industria de la construcción en Montevideo.
En todos los casos, "buscamos escalar los proyecto pilotos que estamos acompañando e impactar fortaleciendo la resiliencia de las ciudades", concluye Rojas.
(lgc)