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La empresa de Baden ha desarrollado para los chinos etiquetas y sabores propios. También el mercado coreano está en ebullición, ya que la cerveza hecha en Alemania se considera muy buena. Una cerveza de edición limitada hecha en Welde no se consigue por menos de 8 euros. Pero precisamente eso se considera moderno, sobre todo en el extranjero, y lo pagan a gusto. El hijo Max Spielmann abandonó los estudios y ahora hace prácticas en la cervecería. El negocio marcha sobre ruedas y el padre quiere enrolarlo para su negocio con sus apenas 28 años. Klara Blunt ha visitado al productor de cerveza.