Casas de Valdivia: legado alemán en Chile
28 de junio de 2014Han sobrevivido a incendios, a terremotos, al paso del tiempo y al desinterés público. Conservarlas no es nada fácil, exige inversión y preocupación, mientras que en su entorno proliferan nuevos edificios y viviendas modernas. Las antiguas casas de la ciudad de Valdivia, en el sur de Chile, representan un valioso patrimonio que da cuenta del influjo de la colonización alemana en Sudamérica.
Un libro del religioso benedictino Gabriel Guarda, arquitecto e historiador valdiviano, y del arquitecto Hernán Rodríguez, rescata y difunde este patrimonio. Con el nombre de Casas de Valdivia. Herencia alemana, reúne una selección de más de treinta casas urbanas y rurales escogidas por su valor arquitectónico e histórico y, también, por su estado de conservación.
Los autores investigaron numerosas fuentes, recurrieron a documentos históricos y se entrevistaron con los actuales propietarios para reconstruir la historia de estas casas, que se entrelaza con la de esta ciudad ubicada 840 kilómetros al sur de la capital, Santiago.
“Valdivia fue el principal destino de la inmigración alemana a Chile a partir de 1850. El hecho de que quedara en la ciudad una élite de ese proceso, el incremento de sus fortunas y su inversión en la misma ciudad, explica este fenómeno patrimonial. Su aporte ha sido muy grande en la cultura, la música, el teatro y otros ámbitos, con notables científicos, fotógrafos y memorialistas, entre otros”, explica el Padre Gabriel Guarda.
“La arquitectura resulta ser un espejo de estos valores”, agrega. Conjuntos y rincones de gran belleza, algunos que no se ven a primera vista, repletan las páginas de este libro, que cuenta con fotografías actuales y archivos antiguos. Gracias al esfuerzo de sus propietarios, ya sean privados, instituciones o empresas, se han podido conservar estas fantásticas construcciones.
De la raíz hispana al influjo alemán
“Las casas antiguas de Valdivia constituyen la memoria material y documental más expresiva de la historia social y cultural de esa ciudad”, indica el arquitecto Hernán Rodríguez. “Las sucesivas generaciones de colonos alemanes levantaron muros y carpinterías que, hasta el día de hoy, dan testimonio de su alto nivel de formación, y de los notables emprendimientos y empresas que crearon en torno a la agricultura, la navegación, la industria y el comercio, en general”, añade.
La casa valdiviana ha tenido una interesante evolución, explica el arquitecto. Al llegar, los colonos –especializados o profesionales de la carpintería, la construccion, la arquitectura y otros oficios afines– encontraron una arquitectura de raíz española, en madera y piedra, de la que conservaron algunos aspectos y agregaron otros, como un segundo piso.
Elaboraron también una fina carpintería de puertas, ventanas y elementos decorativos. “Esta arquitectura se fue enriqueciendo con soluciones técnicas y estilísticas y llegó a constituir un modelo que, a fines del siglo XIX, se extendió a toda la región, desde Valdivia al sur”, coment Rodríguez.
“En las primeras décadas del siglo XX se levantaron modelos de arquitectura hanseática y se usó el concreto, posiblemente como respuesta a la frágil madera, cuya vulnerabilidad hizo desaparecer el centro de la ciudad en el Gran Incendio de 1909. Finalmente, hacia 1930 fue popular un nuevo modelo arquitectónico inspirado en las casas de madera de Bavaria y Tirol”, señala.
Esta evolución de la raíz hispana a estilos más elaborados dio forma a “una ciudad armónica y diversa, de gran belleza, que aunque fue afectada dramáticamente por el terremoto de 1960, logró conservar su identidad expresada, entre otras cosas, en las llamadas ‘casas alemanas’ que destaca el libro”, indica Rodríguez.
El desafío de conservar el patrimonio
“Aunque, en general, la ciudad está consciente del valor de sus construcciones antiguas, no hay una normativa, legislación o programa que asegure su conservación y ofrezca incentivos a sus propietarios para que puedan conservarlas y restaurarlas”, advierte el arquitecto. “Varias de las casas que reproduce el libro podrían desaparecer mañana para dar paso a proyectos inmobiliarios”, acota Rodríguez. Además de apoyar a los propietarios, el profesional propone delimitar áreas de protección en el casco histórico de la ciudad, definiendo volumetrías y alturas para las nuevas construcciones.
El Padre Gabriel Guarda considera que “el interés por la conservación de estas casas se ha intensificado, pero no hay estímulos económicos para esta tarea. Hay graves peligros en su futuro, no sólo incendios, sino particiones de herederos y, consecuentemente, de permanencia de su calidad. Su mantención requiere muchos gastos”.
Un buen ejemplo de recuperación es el de la Universidad Austral, que adquirió casas patrimoniales como sede de sus facultades. Trabajos de investigación y publicación como este libro contribuyen también a generar mayor conocimiento y conciencia sobre la importancia de proteger este patrimonio.