Carrotmob: una nueva forma de ecologismo
6 de agosto de 2010Todo empezó en San Francisco y rápidamente fructificó en Europa: el “Carrotmob”, que literalmente significa “mob de zanahoria”.
"El Carrotmob es una forma de activismo que aprovecha el poder del consumidor para infundir más responsabilidad social a las prácticas comerciales”, dice la página de Carrotmob. El grupo utiliza los mismos medios de comunicación que los flashmobs comunes, pero su motivación es un poco más compleja. Su objetivo: la preservación del medio ambiente.
Una nueva forma de mobs
El procedimiento es ingenioso: primero, la organización busca una tienda que quiera mejorar su sistema de electricidad o reducir sus emisiones de CO2. La que esté dispuesta a invertir el mayor porcentaje de sus ganancias, puede prepararse para un día especial: cientos de consumidores, informados a través de videos, Facebook y Twitter, visitan esta tienda y compran lo más que pueden. Con el dinero extra ganado, la tienda tiene la posibilidad de comprar lámparas y refrigeradores que gastan menos electricidad. Ganan todos: los activistas compran los productos de la tienda, y ésta puede reducir su consumo de electricidad.
Hasta hoy, 7 ciudades alemanas han tenido la experiencia de un Carrotmob. Cada proyecto de la organización parece una fiesta: hay músicos y jóvenes bailando, y rápidamente las compras pasan a ser un asunto secundario. Los “Carottmobbers” quieren cooperar en lugar de confrontar.
Activismo positivo
En Berlin, el último Carottmob se llevó a cabo en la heladería "Vanille & Co“, una de las mejores de la ciudad. La dueña, Ulrike Baumgärtel-Ehrlicher, prometió que invertirá el 100% de su venta del día del Carrotmob. Había pensado mucho tiempo en cómo ahorrar energía y el proyecto de Carrotmob le vino como anillo al dedo para tal objetivo.
La organización cuenta con el apoyo de una agencia profesional de asesoría que, después la acción, prepara un plan para ahorrar energía. En el caso de “Vanille & Co”, las emisiones de CO2 se podrían reducír en 2 toneladas.
Divertirse y hacer algo por el planeta: ésa es la idea. “¿Por qué no comer helado para proteger el medio ambiente?” dice Leon, un de los iniciadores.
Autora: Jutta Schwengsbier/ Thekla Bartels
Editora: Emilia Rojas