Capítulo de MythBusters ayuda a hombre a salir de la cárcel
13 de octubre de 2022Un hombre ha sido liberado de la cárcel tras cumplir 35 años de su condena injusta, gracias a la repetición de un viejo episodio de MythBusters (Cazadores de Mitos), con el cual pudo demostrar científicamente su inocencia: el programa le enseñó que no se podía encender un charco de gasolina con un cigarrillo encendido, algo de lo que el implicado, Juan Galvan, había sido acusado de hacer en la década de 1980, con el resultado de la muerte de dos hombres en Chicago.
John Galvan llevaba 21 años en prisión cuando vio por casualidad una repetición del programa de Discovery Channel, Cazadores de Mitos, en 2007. Para su sorpresa y deleite, en el episodio –que se centraba en desmontar mitos de Hollywood intentando recrear científicamente escenas de películas– los presentadores del programa, Jamie Hyneman y Adam Savage, intentaron utilizar un cigarrillo para encender un charco de gasolina. Su intento fracasó estrepitosamente y el dúo llegó a la conclusión de que este escenario común en las películas de acción no es realmente posible.
Abogados del Innocence Project defienden a Galvan
Desde ese punto la historia de Galvan empezó lentamente a cambiar: quince años después de ver el episodio, y tras un arduo trabajo legal, Galván y sus abogados del Innocence Project (Proyecto Inocencia) lograron convencer a un juez de que anulara su condena y la de otros dos hombres que también habían sido declarados culpables.
"Sinceramente, fue impactante para mí... Siento que todos hemos visto películas en las que encienden la gasolina en la calle con un cigarrillo y el coche explota", explicó la abogada de Galván, Tara Thompson, en un artículo publicado en la web de Innocence Project. "Realmente nunca había pensado mucho en si eso podría ser real o no".
"Cuando vi este episodio de Cazadores de Mitos, como abogada, me hizo darme cuenta de que hay cosas en las que tienes que profundizar: no puedes dar por hecho que entiendes la ciencia hasta que no la has investigado", agregó.
Incendio en Chicago
En septiembre de 1986, dos hermanos murieron en un incendio en un apartamento del suroeste de Chicago. Otros dos hermanos lograron escapar del fuego y dijeron a las autoridades que creían que el incendio había sido provocado por una vecina en represalia por la muerte de su hermano, supuestamente a manos de una banda callejera conocida como los Latin Kings, explica el Innocence Project.
La vecina fue entrevistada, pero señaló a John Galvan, de 18 años, a su hermano y a un tercer vecino. Otros vecinos también acusaron a los tres, y John, que estaba durmiendo en casa de su abuela en el momento del incendio, fue detenido sin que hubiese otra prueba que lo implicara. Del mismo modo, los otros dos implicados fueron detenidos.
Según el Innocence Project, utilizando la fuerza y técnicas de interrogatorio engañosas, la Policía le dijo a Galván que podría irse a casa si delataba a los otros detenidos. Galván también aseguró que, mientras afirmaba su inocencia, fue golpeado por el detective que dirigía el interrogatorio y que le dijeron que le aplicarían la pena de muerte si no confesaba.
Finalmente, los tres acusados, agotados por los detectives, con la promesa de que podrían irse a casa si lo hacían, firmaron documentos en los que se declaraban culpables del incendio y asesinato en primer grado, por lo que fueron condenados a cadena perpetua.
Encender cóctel molotov con un cigarrillo
Aunque Galván nunca renunció a demostrar su inocencia, tuvieron que pasar dos décadas y un episodio de Cazadores de Mitos para que demostrara que no había provocado el incendio.
El punto clave que le ayudó a anular su condena estaba en la misma declaración de Galván, en la que afirmó que había encendido un cóctel molotov con un cigarrillo. Pero, como explica el Innocence Project, el episodio de MythBusters demostró que esto no era posible.
"Ahí estaba", dijo Galván. "Recuerdo que estaba emocionado, me sentía extremadamente feliz... Sentí que por fin todo esto empezaba a salir a la luz", añadió.
Al profundizar, encontraron aún más pruebas que respaldaban lo que el programa de televisión había mostrado. Ese mismo año, la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de EE. UU. realizó experimentos para encender gasolina con cigarrillos. Hicieron 2.000 intentos de encender la gasolina en diferentes condiciones y nunca tuvieron éxito. Ellos también concluyeron que simplemente no era posible.
"A pesar de lo que se ve en las películas de acción, dejar caer un cigarrillo encendido sobre un reguero de gasolina no lo encenderá, suponiendo que los niveles de oxígeno sean normales y no haya circunstancias inusuales", dijo Richard Tontarski, científico forense y entonces jefe del laboratorio de investigación de incendios de la ATF.
"Eso se debe a que la gasolina tiene un contacto limitado con la parte más caliente y brillante de la ceniza, y la termografía de rayos X ha demostrado que está muy localizada", agregó.
Equipo jurídico de Galván consigue su exoneración
Finalmente, gracias a que los expertos en incendios provocados dieron fe de la imposibilidad de encender la gasolina con cigarrillos, y a que varios testigos declararon que el policía que tomó las declaraciones había recurrido a la coacción violenta en otros lugares, el equipo jurídico de Galván consiguió su exoneración. Unos años después, en sus propias apelaciones, las tres condenas fueron anuladas.
"El caso del señor Galván habla de la importancia crítica de establecer estos mecanismos para que la gente pueda volver a los tribunales cuando la ciencia cambia o evoluciona, o cuando los expertos repudian testimonios anteriores", dijo en un comunicado de prensa Rebecca Brown, directora de políticas del Proyecto Inocencia.
"Sin estos mecanismos, en muchos casos, se impide a personas inocentes presentar pruebas forenses de su inocencia después de su condena injusta", concluyó.
Aunque Galván no puede compensar los 35 años que ha perdido y no niega la dificultad de intentar adaptarse a un nuevo mundo, está deseando tener su propio espacio al que llamar hogar.
Editado por Felipe Espinosa Wang.