Beethoven: de revolucionario a ídolo pop

De mirada seria y gesto adusto, con su melena despeinada: esa es la imagen de Ludwig van Beethoven, que marcó un hito en la música clásica. Sin embargo, los retratos más famosos de Beethoven son, sobre todo, los de aquellos que lo representan como a un ídolo revolucionario.

De gesto enérgico, con una sonrisa apenas insinuada, un joven Beethoven nos mira desde esta pintura de 1803. En ese momento había logrado conquistar el apoyo de varios de los mecenas más influyentes de Viena.

Uno de los principales mecenas de Beethoven fue el príncipe Carl von Lichnowsky, de quien el músico se distanció más tarde. En esta obra del 1900, de Julius Schmid, "Beethoven toca en la casa de Lichnowsky", ya parecen acercarse las nubes negras de la disputa.

En 1812, Beethoven no solo se encuentra en Teplitz, Bohemia, con Goethe, sino que también se produce un paseo legendario en el que el poeta se arrodilla ante el príncipe, mientras Beethoven pasa a su lado con la cabeza en alto. Al menos así lo pintó Carl Rohling.

Beethoven no solo estaba fascinado por las ideas de la Revolución Francesa, sino también por los nuevos caminos en la composición musical. A recorrerlos parece indicar con ademán seguro en este cuadro de Willibrord Joseph Mähler, de 1804.

No quedan dudas: Beethoven era uno de los músicos más populares de su tiempo, como demuestran los numerosos retratos que se le dedicaron. Uno de los más conocidos es este de 1820, de Joseph Karl Stieler.

El retrato -para muchos idealizado- que pintó Stieler de Beethoven, sirvió de base para otras obras en las que se acentuaron más sus rasgos. Y seguramente no es casual que Andy Warhol haya elegido ese cuadro para su retrato de arte pop.

En la ciudad natal de Beethoven, Bonn, nos encontramos con variantes del retrato de Stieler tanto en escultura en piedra, delante de la Sala de Conciertos Beethoven, como también muy cerca de la Casa de Beethoven, en forma de grafiti.

Los artistas contemporáneos de Beethoven se asombraban de la genialidad de sus obras. Las generaciones posteriores de compositores, por el contrario, temían no poder superarlo. Casi demoníaco, un Beethoven maduro nos contempla desde este retrato de Hermann Torggler, de 1902, basado en la mascarilla funeraria del músico.

Casi ningún compositor es tan conocido en todo el mundo como hoy lo es Beethoven, no solo gracias a sus piezas para piano, como "Para Elisa". Su vida fue filmada muchas veces y hasta se lo representó en historietas y dibujos animados.