Alemania derrota 1-0 a Bélgica
4 de septiembre de 2010Con la victoria sobre Bélgica, los primeros tres puntos en la cuenta, se superó con éxito el escollo inicial de los diez que comprende la fase clasificatoria –la cual se juega hasta noviembre de 2011- de la próxima Eurocopa. El triunfo es, además, de gran importancia porque se logró de visitante en Bélgica, una de las cuatro selecciones con aspiraciones reales a los dos cupos del grupo A, al que pertenecen también Turquía, Austria, Azerbaiyán y Kazajstán.
Sin ritmo
Y aunque el partido celebrado en Bruselas arrojó dividendos, no se pudo ocultar tampoco que los jugadores alemanes, después de las merecidas vacaciones y cuando el campeonato de la Bundesliga recién inicia, están lejos de la forma que tanto aplauso y reconocimiento internacional suscitó en Sudáfrica 2010. La selección le puede agradecer el 1-0 al fenómeno de inercia mecánica que la mantiene rodando con el impulso obtenido en el Mundial.
La admirada seguridad en la combinación de pases y la transición relámpago de defensa a ataque con la que Alemania se coronó como tercer mejor equipo del mundo no funcionó, el combinado tuvo problemas para edificar su juego ofensivo por carecer de recursos, producto de la falta de un decisivo empuje del mediocampo (donde Mesut Özil, Lukas Podoslki y parcialmente Bastian Schweinsteiger no tuvieron su mejor día) y a que el peso de todos los ataques se cargó por la derecha, con la participación de Philipp Lahm, quien jugó bien pero estuvo lejos de su acostumbrado rendimiento.
La dinámica juvenil del seleccionado belga puso aún más en evidencia los problemas alemanes, especialmente en el primer tiempo, cuando los locales fueron los que, tan pronto recuperaban el balón en su propia mitad, arremetían con rapidez en una ofensiva que en más de una ocasión cogió mal parada a la defensa visitante. El arquero Manuel Neuer fue exigido varias veces, pero por lo menos él confirmó estar aún al nivel mostrado en Sudáfrica.
Problemas conocidos
El entrenador nacional alemán, Joachim Löw, había advertido que no se podía esperar que el equipo se acoplara inmediatamente a su primer partido de la eliminatoria para la Eurocopa con el rendimiento del Mundial; crítica y afición entendieron los argumentos y redujeron sus expectativas antes del encuentro en Bruselas. Al toparse con un rival que, como Bélgica, sorprendió al ser aún mejor de lo que se esperaba, la Alemania futbolística no exigió demasiado de su equipo nacional y se dio por satisfecha con una victoria por la mínima diferencia o, como dijo el capitán, Philipp Lahm, “lo importante son los tres puntos”.
De otro lado, hay que señalar que el déficit alemán no apareció por primera vez en Bruselas: éste acompaña a la selección desde hace ya algún tiempo sin que hasta el momento se haya encontrado una respuesta que dé los problemas- la defensa central y la banda izquierda- por solucionados.
Löw formó en esta ocasión como centrales a Peer Mertesacker y Holger Badstuber en reemplazo del titular mundialista (y mejor en ese puesto) Arne Friedrich, quien fue operado recientemente de la espalda y estará ausente de las canchas un par de meses. Ambos acusaron errores de posicionamiento, que facilitaron la labor de los delanteros belgas. Y en materia de apertura de juego, Badstuber no sumó y Mertesacker, más activo en esa función, encontró en escasas oportunidades un camino exitoso que transformara en ofensiva una acción defensiva. Por el contrario, sus incursiones hasta más allá de la mitad del campo terminaban en una devolución del balón que no le permitía a Alemania ganar espacio pero sí favorecía a Bélgica, que lograba reorganizar sus líneas.
El costado izquierdo de los alemanes continúa siendo el sector con más problemas para consolidarse. Ante la ausencia de Jerome Boateng (titular durante el Mundial) y Dennis Aogo (su sustituto), el entrenador tuvo dos opciones de suplencia: Marcell Jansen y Heiko Westermann. En la primera mitad del partido Löw optó por la variante más ofensiva, la de Jansen, quien pese a que desde hace más de una temporada no juega como lateral izquierdo en el Hamburgo, en la selección ha desempeñado ese papel con frecuencia; el plan no funcionó por culpa de la falta de coordinación entre Jansen, quien ante las arremetidas belgas optó por ser precavido en los desdoblamientos, y Lukas Podolski, poco comprometido en la marca y demasiado tirado al frente en espera de un balón que no llegó. Esa situación creó primero un enorme hueco por la izquierda y segundo la anulación casi total de cualquier jugada por esa zona a favor de Alemania.
Motivos de esperanza
Para la segunda mitad del partido, el entrenador alemán decidió sustituir a Jansen por el menos ofensivo pero más robusto Westermann, lo cual tampoco reactivó la paralizada banda izquierda, a través de la cual, por esas cosas de la ironía, nacería el gol de la victoria de Alemania. Un tanto que especialmente Louis van Gaal y las directivas del Bayern Múnich observaron con atención, pues fue patrocinado por cuatro jugadores suyos: los belgas recuperaron un balón y en la cabecera del área, se lo entregaron a Daniel van Buyten, quien cometió un grave error al dejarlo rebotar en su pierna, situación que aprovechó Bastian Schweinsteiger para robárselo y pasar a Thomas Müller, quien genialmente le entregó a Miroslav Klose y éste sin gran dificultad lo introdujo en la red.
La victoria sobre Bélgica deja también cosas positivas que pueden ser aprovechadas el próximo martes, cuando los germanos se enfrenten a Azerbaiyán en Colonia: el constante gran momento del goleador y mejor jugador joven del Mundial, Thomas Müller, quien en el 99,9 por ciento de las acciones en las que participa deslumbra; la confiabilidad que comunica Manuel Neuer, el arquero no se deja contagiar de las inseguridades de su defensa y ataja con gran propiedad; la alternativa Toni Kroos para reanimar el costado izquierdo, durante los pocos minutos que estuvo en la cancha ante los belgas el del Bayern refrescó el sector y a diferencia de Podolski consiguió tender un puente con su lateral que revivió una zona que Alemania no explota.
Autor: Daniel Martínez
Editora: Luna Bolívar Manaut