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50 años contra el olvido

Cornelia Rabitz (ev)1 de diciembre de 2008

La Oficina Central para el Esclarecimiento de los Crímenes del Nacionalsocialismo fue fundada el 1° de diciembre de 1958. El departamento investigó hasta hoy más de 7.000 casos.

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Medio siglo persiguiendo a criminales nazis.Imagen: AP

En 1958, el proceso judicial por el pasado del régimen nazi se daba por concluido. El juicio ante el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg se remontaba a diez años atrás, muchos de los condenados habían sido ya excarcelados de forma prematura, la República Federal Alemana (RFA) se hallaba en el camino del denominado "milagro económico" y la sociedad de la posguerra quería poner punto final al pasado.

La realidad, sin embargo, era muy distinta: numerosos criminales habían permanecido en el anonimato. Fue la investigación del asesinato de judíos en Lituania la que despertó de nuevo el interés público por el genocidio cometido por el régimen de Adolf Hitler. El 1° de diciembre de 1958 nacía en Ludwigsburg la Oficina Central para el Esclarecimiento de los Crímenes del Nacionalsocialismo ("Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltungen zur Aufklärung nationalsozialistischer Verbrechen").

Su cometido: el esclarecimiento de los crímenes cometidos durante el régimen nazi y que no habían sido reparados.

Mucho trabajo en los inicios

John Demjanjuk 2006
Iwan Demjanjuk: ¿pronto ante un tribunal alemán?Imagen: AP

Solamente en sus doce primeros meses de existencia, el departamento llevó adelante 400 investigaciones. Hasta hoy fueron investigados un total de 7.367 casos. Los procesos para el esclarecimiento de los asesinatos cometidos en los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka o Buchenwald no habrían sido posibles sin la participación de la Oficina Central de Ludwigsburg, donde permanecen archivados medio millón de documentos, así como 1,6 millones de fichas.

La mayor parte de las investigaciones se llevaron a cabo hace más de 30 años. Entre 1967 y 1971 se condujeron más de 600 procesos de forma simultánea. Pero cinco décadas después de su creación, la Oficina Central de Ludwigsburg es todavía una valiosa fuente de información sobre el período nazi, como lo demuestra el caso de Iwan (John) Demjanjuk, un ucraniano que perteneció a las fuerzas de vigilancia del campo de exterminio de Sobibor.

El "caso Demjanjuk"

Demjanjuk emigró a Estados Unidos tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando su verdadera identidad fue desenmascarada fue deportado a Israel, donde en 1988 fue condenado a muerte por diferentes crímenes cometidos bajo el régimen nazi. La sentencia, sin embargo, fue anulada cinco años después por falta de pruebas y Demjanjuk regresó a Estados Unidos.

Allí había sido desposeído de la ciudadanía estadounidense en 1981 y, por lo tanto, debía ser expulsado. Sin embargo, ningún país se declaró dispuesto a acogerlo. Su recurso contra la expulsión fue denegado definitivamente en mayo de este año, por lo que ahora podría sentarse pronto ante un juez alemán.

En Ludwigsburg, en la Oficina Central para el Esclarecimiento de los Crímenes del Nacionalsocialismo, no han cesado de investigar. Su director, Kurt Schrimm, lo tiene claro: "Hoy estamos convencidos de poder demostrar que tomó parte en el asesinato de al menos 29.000 personas".

Pocas posibilidades de éxito

Oberstaatsanwalt Kurt Schrimm
Kurt Schrimm dirige la Oficina Central para el Esclarecimiento de los Crímenes del Nacionalsocialismo.Imagen: picture-alliance/ dpa

La Central de Ludwigsburg no conduce los procesos, sino que instruye las diligencias y las entrega al ministerio fiscal. Es poco probable que Demjanjuk sea deportado, a sus 88 años, para ser juzgado en Alemania. Para Schrimm, las posibilidades de que el criminal de guerra sea juzgado en Alemania disminuyen cada año que pasa. De hecho, la Fiscalía de Munich ha rechazado asumir el caso. Ahora, las actas han sido reenviadas al Tribunal Federal Supremo, que debe pronunciarse sobre su competencia.

Para Schrimm, la dificultad reside en el hecho de probar la culpabilidad de los sospechosos. "No se trata de que no podamos esclarecer lo que sucedió, que no podamos encontrar a los sospechosos. Nuestra gran dificultad es probar su culpabilidad. Acabamos casi siempre sin pruebas, porque no sólo los acusados envejecen, también los testimonios, eso si es que podemos dar con ellos".

Pesquisas por todo el mundo

Schrimm y sus colegas cuentan hoy con las ventajas de las tecnologías modernas. Por ejemplo, pueden hacer uso de internet o de material digital en sus pesquisas. La cooperación internacional continúa siendo también un factor esencial. Así, para investigar el "caso Demjanjuk" han utilizado los archivos rusos y de la antigua Unión Soviética. Allí se buscan actas procesales de los años 1945 y 1946 con la esperanza de hallar material sobre la participación de Demjanjuk en fusilamientos y asesinatos masivos.

También buscan en archivos de América Latina, en los departamentos de inmigración, a personas que podrían estar involucradas en crímenes cometidos durante el nazismo. "También hay una cooperación estrecha con los Estados Unidos y con las autoridades canadienses, polacas y principalmente checas", explica Schrimm.

"Estamos en deuda con las víctimas"

Como sea que la recopilación, examen y evaluación del material acostumbraba a demorarse demasiado, fueron muchas las discusiones surgidas en Alemania sobre la prescripción de determinados crímenes. Gracias a los juristas de Ludwigsburg, delitos como el homicidio o la cooperación al mismo no prescriben. Así, muchos años después del final de la guerra, los peores crímenes del nazismo pueden ser todavía perseguidos.

"A las víctimas les debemos una demostración de que no somos indiferentes a lo que sucedió en el pasado, que no ponemos punto final a lo que aconteció", dice Schrimm. Es lo que le comunicaron diversas víctimas en conversación con él, que no les importa tanto "que los culpables sean castigados, sino que los representantes del Estado alemán se interesen por lo que aconteció en el pasado y por lo que les sucedió a ellos".