2 + 4 + X - Una breve crónica de la reunificación
10 de septiembre de 2015El golpe de timón dado por Mijaíl Gorbachov a mediados de los años 80 en la URSS y la consiguiente Revolución Pacífica en Europa Oriental en 1989 obligó a las potencias mundiales a discutir “la cuestión alemana” en foros internacionales al margen de la opinión pública. En ese momento, la reunificación de la Alemania dividida desde 1949 se veía como algo lejano, aunque ya no imposible.
Tras la caída del Muro, todo era posible
Los políticos alemanes optaron por la cautela. No tenían más remedio; como país derrotado en la guerra, Alemania disponía de una soberanía limitada. La Conferencia de Potsdam de 1945 establecía que la decisión sobre la reunificación alemana quedaba en manos de las cuatro potencias: Francia, Reino Unido, EE. UU. y la Unión Soviética. Una premisa que no cambió con la caída del Muro el 9 de noviembre de 1989. Lo que sí provocó el histórico acontecimiento que puso fin a la Guerra Fría fue la urgencia de tomar decisiones. En Bonn y Berlín, Moscú y Washington, París y Londres, los gobiernos temían perder el control de la situación y que todo desembocara en un caos.
La iniciativa de Helmut Kohl
Los días y semanas posteriores a la caída del Muro, todo el mundo esperaba la reacción de Moscú y Washington. Por eso, sorprendió a propios y extraños la iniciativa lanzada a finales de noviembre por Helmut Kohl…y sin consultar a las potencias aliadas. El canciller de la RFA presentó al Bundestag un decálogo que, de facto, describía los pasos a dar para la reunificación alemana. París y Londres reaccionaron indignados. En Moscú, la maniobra sin previo aviso de Kohl dejó paralizado al Kremlin y Washington no pudo ocultar su malestar. No obstante, los mandatarios de los cuatro países pronto reconocieron que la iniciativa de Kohl era la oportunidad para redefinir el mapa de Europa.
Los malabarismos de la diplomacia internacional
El Departamento de Estado de EE. UU. impulsó, finalmente, las conversaciones oficiales entre las cuatro potencias aliadas y los dos estados alemanes. Había nacido la ronda negociadora “2+4”, un proceso delicado plagado de suspicacias. Hoy se consideran las negociaciones 2+4 como un hito de la diplomacia internacional. Solo 327 días después de la caída del Muro se celebró la Unidad Alemana.
La documentalista Rosalia Romaniec ha entrevistado para la Deutsche Welle a políticos internacionales, historiadores y periodistas que vivieron de cerca aquellos acontecimientos. Su narración se enriquece con los detalles que ofrecen en el film algunos de los estrategas que actuaron entre bambalinas. La conclusión de esa breve crónica de la Reunificación es que la unidad alemana podía parecer algo lógico entonces, pero, de ninguna manera inminente.