Trolecamión: un antiguo sistema con nueva tecnología
El Consejo alemán de Expertos en Asuntos del Medio Ambiente dio a conocer un informe, que en uno de sus puntos claves se refiere a la necesidad de reducir las emisiones de CO2 en el transporte de carga por carretera. Los expertos proponen utilizar camiones con motores eléctricos, alimentados desde cables que habría que instalar en las autopistas. Estos “trolecamiones” funcionan en principio como los antiguos trolebuses, y en Brandeburgo existe ya una pista de prueba.
En Alemania, la ciudad de Solingen es la “capital” de los trolebuses. En muchas de sus calles hay tendidos eléctricos de cuatro cables, dos por carril en cada dirección. Ellos surten de energía a los trolebuses que operan en seis líneas de recorrido.
Antiguo, no anticuado
Los pasajeros están satisfechos, pese a que los trolebuses se consideran anticuados. En muchas ciudades de Suiza y en el este de Europa todavía circulan, pero en Alemania fueron sustituidos en su mayoría en las décadas del 50 y el 60 por buses de alto rendimiento con motores diésel.
Sin embargo, lo “antiguo” no tiene por qué ser automáticamente “anticuado” ni “obsoleto”. Así lo estima el Consejo de Expertos en Asuntos del Medio Ambiente, que propone utilizar este sistema para el transporte de carga. De este modo, se podrían reducir las emisiones de CO2 tan nocivas para el clima, explica Bert Leerkamp, ingeniero de tránsito de la Universidad de Wuppertal: “Se trata de camiones con motores eléctricos, conectados a cables en altura, que tienen por ello una mayor tracción. Es decir, tienen mayor fuerza. No producen emisiones directas y la gran ventaja es que no tienen que transportar la fuente de energía en el vehículo”.
Mayor rendimiento
Esta idea de los trolecamiones puede sonar utópica, pero es viable. La empresa Siemens ya está probando estos camiones en Brandeburgo, al norte de Berlín. El director técnico de la división de tránsito de Siemens, Roland Edel, señala que “el desafío consistía en volver el transporte rodado de carga menos contaminante, más eficiente y a la vez más seguro.” Para ello, lo lógico sería utilizar camiones eléctricos. “Eso tiene sentido, porque los motores eléctricos tienen un mayor grado de rendimiento y prácticamente no emiten CO2”, afirma Edel.
El rendimiento de los biocombustibles es de entre un siete y un diez por ciento, el de electricidad almacenada en baterías se eleva a un 65 por ciento, y el de la energía eléctrica utilizada directamente llega al 80 por ciento. Claro la energía sólo es prácticamente libre de CO2 si es generada a su vez con fuentes renovables.
Conexión automática
Holger Sommer, director del proyecto de Siemens “Electromovilidad en vehículos utilitarios pesados y contaminación de centros urbanos”, indica: “Especialmente importante era para nosotros integrar el concepto en sistemas de tránsito ya existentes, para demostrar así su viabilidad técnica y también económica. Debe ser posible que también los camiones convencionales utilicen sin peligro el carril electrificado; del mismo modo, los camiones híbridos también deben poder circular fuera de esa pista”.
Con ese fin, Siemens desarrolló un nuevo sistema que puede ser conectado automáticamente al cable eléctrico en altura. “También la desconexión se produce automáticamente, por ejemplo cuando se adelanta o se esquiva súbitamente a otro vehículo. Los movimientos laterales del camión dentro del carril electrificado son regulados, de modo que se asegura la alimentación fiable de corriente. Todo esto significa que prácticamente no se plantean al conductor exigencias adicionales”, dice el experto.
El factor económico
Suena bien, pero Bert Lampert cree que de todos modos la idea del trolecamión despertará resistencia en las empresas de transporte: “Por ahora no les reporta ventajas. Les cuesta más dinero. Necesitan un camión híbrido, que además cuente con astas para conectarse a los cables eléctricos. La ventaja se producirá cuando el combustible convencional se vuelva tan caro que necesiten una alternativa. Estamos pensando en un futuro a largo plazo”.
Además, habrá que cablear las pistas derechas de las carreteras. El Consejo del Medio Ambiente recomienda limitar el tendido de cables por lo pronto a 5.700 kilómetros de las principales autopistas. Electrificar esos tramos costaría cerca de 12.000 millones de euros.
Pero, a la larga, el proyecto podría hacerse realidad. El ejemplo de los trolebuses de Solingen demuestra que ya en la actualidad resulta entre un 20 y un 30 por ciento más barato utilizar electricidad para el transporte, en vista del notable aumento del precio del diésel.
Autor: Ralph Heinrich Ahrens /Emilia Rojas
Editor: Pablo Kummetz