Sol en lugar de queroseno
Cerca de 1.600 millones de personas en todo el mundo viven sin contar con energía eléctrica. Muchas de ellas dependen de las lámparas de queroseno para iluminar sus hogares. Pero esto es peligroso pues puede causar incendios; además, tiene consecuencias negativas para la salud de las personas cuyas vías respiratorias resultan afectadas.
Una posible solución ha sido aplicada en las zonas rurales de Etiopía, y consiste en instalar módulos solares con los cuales se puede suministrar energía eléctrica. Esto tiene muchas repercusiones. Los habitantes de esas regiones pueden contar ahora con alimentos refrigerados y agua purificada.
Al oeste de la capital etíope, Addis Abeba, está ubicado el pueblo Sabóla Kébele. Sus habitantes viven del campo. Hasta hace poco no había tiendas, ni agua corriente, ni energía eléctrica. Esto cambió hace tres años, cuando llegaron a ese lugar cinco técnicos de la iniciativa Solarcenter, provenientes de la vecina localidad de Wolkite.
Los vsitantes instalaron pequeños módulos solares en las chozas circulares conocidas como Tukuls. Los módulos se conectan a baterías, y éstas, a lámparas ahorradoras altamente eficientes. Las chozas se iluminaron de noche por primera vez. Keradeb Demug, habitante de Sabóla Kébele, recuerda: “Vi cómo instalaban todo en casa de mi vecino. Me convenció, y ahora quiero también usar la energía solar para que podamos contar con iluminación, y que mis hijos puedan estudiar de noche.”
Ahorro en costos
Hasta la fecha, 22.000 etíopes sacan provecho de esta tecnología. Entre 200 y 300 euros cuesta un sistema completo para varias lámparas, e inclusive, para televisores o refrigeradores. Mediante una pequeña cuota es posible dar mantenimiento al sistema. Del mismo modo, el cliente se ahorra los costos del queroseno, Y quizá también salvan su vida: cada año mueren más de dos millones de personas en todo el mundo a causa de incendios en los que arde el combustible.
“Me fascina ver cómo estos sistemas solares han cambiado la vida de la gente. Naturalmente esto tiene un costo, pero es menor en comparación con lo que deben gastar en lámparas de queroseno. Y con ello obtienen electricidad. Me hace muy feliz ver la reacción de estas personas”, dice Mena Hailenmichael, jefa del área técnica de los 13 centros solares existentes en Etiopía. Éstos conjuntan 5.000 sistemas de energía solar distribuidos en 40 pueblos. El proyecto general fue iniciado por la Fundación Solarenergie, organización dirigida por York Ditfuhrt.
“Tenemos cuatro ejes fundamentales. El primero es una academia de formación técnica en energía solar. Luego viene Solarcenter, una red de servicio con pequeños talleres. El tercer eje es la promoción del mercado a través de pequeños créditos. Finalmente, un centro llamado Solar Valley, donde se hace investigación, desarrollo y capacitación. Allí sometemos a televisores y refrigeradores a pruebas con energía solar, para determinar qué es más adecuado para las condiciones locales.”
Los mercados solares
El Solar Valley, o Valle Solar, se localiza en Addis Abeba. Otro gran núcleo se ubica en Rema, a unos 150 kilómetros de distancia. La ciudad de 10.000 habitantes consume exclusivamente energía solar, tanto en la planta purificadora de agua, como en la escuela, el alumbrado público y la clínica de salud.
El proyecto auspiciado por la Fundación Solarenergie atrae a visitantes de todo el mundo, interesados en aplicar la experiencia de Etiopía.
“Hay toda una serie de proyectos, no sólo en África sino en la India y muchos otros países. Hay un mercado enorme: 1.600 millones de clientes potenciales en las zonas rurales del planeta. No nos interesa la ganancia, sino promover la energía solar. Y ya avanzamos en ello. Nuestros técnicos etíopes dan cursos de capacitación en otros países africanos, y también en las Islas Filipinas.”
En el próximo decenio, dice York Ditfuhrt, los principales mercados de la Fundación Solarenergie se ubicarán en los países industrializados y en las potencias emergentes.
Autor: Gero Rueter/el
Editora: Emilia Rojas-Sasse