Robots submarinos
El hombre conoce mejor la superficie de la Luna que la del fondo de los mares de la misma Tierra. Los datos recogidos en el Atlántico por un robot submarino de la Universidad de Kiel son de gran interés científicos para el futuro. Esta es la primera vez que en la búsqueda de los restos de un avión se utilizan “Naves submarinas autónomas” o AUVs, como se les llama a estos robots en el Instituto de Ciencias Marinas, IFM GeoMar de la ciudad de Kiel.
Las “Naves submarinas autónomas” están logrando lo que submarinos tripulados y no tripulados nunca han podido: auscultar y escanear superficies hasta los 6.000 metros de profundidad.
Las AUVs son aparatos ovalados de cuatro metros de longitud exactamente programables para viajes autónomos al fondo del mar. Una vez alcanzadas las profundidades deseadas, las Naves submarinas autónomas activan un escaneador de ondas sonoras recorriendo la zona a unos 25 ó 50 metros de altura. Las ondas sonoras son emitidas desde dos fuentes de la nave que forman un abanico – generando así imágenes en tercera dimensión del suelo marino.
Peter Herzig, del Instituto de Ciencias Marinas, Geomar, puede leer toda una cantidad de datos en las imágenes producidas por los robots submarinos.
“Aunque no podamos identificar a simple vista el tipo de material, sí podemos decir si se trata de un material blando o duro. Si el reflector es blando se trata de sedimento y si es duro se trata de roca o metal. Los materiales de plástico reflejan ondas sonoras ni duras ni blandas.”
Las informaciones recogidas por las Naves submarinas autónomas sólo pueden ser procesadas al regreso de éstas. Aunque es posible comunicarse a través de ondas sonoras digitalizadas con las AUVs durante sus misiones submarinas no tripuladas los científicos prefieren hacerlo sólo en casos de emergencia. Como en el caso de que el aparato pierda su rumbo, por ejemplo. Pero esto no ha pasado nunca y todas las naves han regresado a la superficie tras 24 horas de operación solitaria. Lo que Herzig considera un éxito:
Sólo hay tres naves de este tipo en el mundo. Dos pertenecne al Instituto de Oceanografía de Estados Unidos y la otra a GeoMar, de Kiel”
En la búsqueda de los restos del trágico accidente del avión de Air France, que cayera al mar el 1° de junio de 2009, durante un vuelo de Río de Janeiro a París fueron empleados, al mismo tiempo, los tres robots existentes. Pero lo interesante es que este tipo de naves desarrolla una conducta colectiva. Tan perfecta es su adaptación a los movimientos en grupo que es comparable con la de los peces en un cardumen.
"Estamos hablando de naves que son capaces de comunicarse entre sí. De esta forma amplían el radio de escaneo.”
La misión de búsqueda del avión de Air France frente a las costas de Brasil ha llevado a que los 2.000 kilómetros cuadrados escaneados para buscar los restos, sea la zona submarina mejor medida del mundo. Con una precisión de 20 centímetros.
Normalmente no existen mapas del mar tan exactos. Pero aquí vemos volcanes, accidentes topográficos y sedimento. Es muy interesante ver cómo es el suelo cercano a las cordilleras submarinas. Una vez terminada la operación, tendremos una cantidad de datos para procesar.”
Informaciones que le pueden servir a las futuras generaciones de científicos. Por eso, Peter Herzig, recomienda aprovechar la misión para recoger todas las pruebas posibles.
"¿Cómo se desarrolla el suelo marino? ¿Cómo se forma la corteza terrestre en el fondo marino? Independientemente del trágico motivo por el cual hemos llegado a estas profundidades hasta ahora desconocidas, creo que los estudios por realizar le pueden interesar a otros países. Nos proponemos publicar los resultados, ya que se trata de algo inédito en el mundo”.
Autor: José Ospina-Valencia
Editora: Emilia Rojas