¿Evolución marcha atrás?
El oso polar se ha convertido en un animal emblemático para las iniciativas de la lucha contra el cambio climático. Porque, en su caso, resulta evidente para cualquiera el dramático efecto que tiene el calentamiento global en su hábitat natural. Con las capas de hielos polares se van derritiendo también sus bases de existencia.
Actualmente se calcula que la población total de osos polares se cifra en alrededor de 20.000 ejemplares. Pero el número podría reducirse rápidamente. Un artículo de la Global Change Biologie advierte que si la temperatura sigue aumentando según lo que se predice, prácticamente podrían desaparecer en la zona sur de su territorio hasta mediados de este siglo.
El cambio climático está teniendo ya diversos efectos en la vida de estos animales. Por un lado, se prolonga el período de ayuno, ya que el mar se congela más tardíamente y, en consecuencia, se acorta también el inicio de su temporada de caza de focas. El hambre, a su vez, induce a los osos polares a aventurarse cada vez más a poblados, donde a veces se producen incidentes con víctimas humanas.
Los hijos del cambio climático
En sus expediciones tierra adentro, los osos polares se topan también con osos pardos, y esos encuentros ya han dado origen a cruces. En 2006, un cazador dio muerte a un ejemplar que resultó ser un cruce de oso polar (Ursus martimus) con un Grizzly (Ursus arctos horribilis). En 2010 se conoció otro caso, en que oso al parecer era un híbrido de segunda generación.
Los efectos del derretimiento del hielo en la fauna del Ártico fueron objeto también de un estudio publicado en 2010 en la revista Nature. De acuerdo con él, unas 34 especies hasta ahora separadas geográficamente por los hielos corren peligro de cruzarse.
En el mar de Barents, entre Alaska y Rusia, por ejemplo, se fotografió un presunto híbrido de ballena de Groenlandia o ballena boreal (Balena Mysticetus) con la ballena franca del Pacífico (Eubalena japónica). Lo mismo podría ocurrir con esturiones y narvales, por citar solo un caso.
Peligro de involución
Los expertos, sin embargo, no consideran que este fenómeno sea necesariamente negativo. Michael Böer, director del zoológico de Osnabrück, hace notar que “es algo normal en la naturaleza, algo que puede ocurrir debido a determinadas modificaciones del ecosistema”. La hibridación también ha hecho avanzar la evolución.
De hecho, visto desde la perspectiva evolutiva, el oso polar en oso “más joven”, un animal derivado originalmente del oso pardo, que se especializó y adaptó a la vida en el hielo. En consecuencia, su cruce podría llevar a desandar el camino recorrido. “Suponemos que estamos al inicio de un proceso en el cual, en el curso de cientos o miles de años, el material genético del oso polar podría reintegrarse al material genético del oso pardo”, indica Michael Böer. Y explica que por ende, es posible que en un período muy corto en términos geológicos y zoológicos, ya no existan más osos polares.